Bienvenidos al excitante, prohibido e hipercinético mundo clandestino de
Tokio. La última moda surgida del Japón está a punto de conquistar el mundo,
vuelta a vuelta.
A TODO GAS - TOKYO RACE es el último capítulo de la popular serie que ya suma
más de 443 millones de dólares en las taquillas de todo el mundo. Esta vez
traspasa las fronteras americanas para situar la acción en la posmoderna ciudad
de Tokio, introduciendo al espectador en un deporte que asalta los sentidos y
provoca las más arriesgadas emociones.
Es un universo de adolescentes marginales que viven volcados en el explosivo
deporte de las carreras callejeras, muy implantado en el submundo de la capital
nipona: un territorio prohibido en el que se adentran coches calientes y chicas
sexy. El drifting es una forma de conducir específicamente japonesa en la que el
piloto debe exhibir su técnica a altas velocidades: exhibir control en una
situación de total descontrol es más importante que llegar el primero a la meta.
Para Sean Boswell (Lucas Black), las carreras callejeras suponen una vía de
escape de un hogar infeliz y un entorno superficial. Pero su conducción
temeraria le ha vuelto muy impopular con las autoridades locales. Tras sufrir un
nuevo accidente, y para no acabar en la cárcel, se aviene a marcharse a vivir
con su padre, con el que ya no tenía apenas relación, en su destino militar en
Tokio.
Sean es ahora oficialmente un gaijin (un desplazado) y se siente muy aislado
en un país con costumbres y códigos de honor extraños para él. Su amigo
americano Twinkie (Bow Wow) le introduce en el mundo de las carreras drift: un
vertiginoso equilibrio entre la velocidad y saber manejarse a través de un
peligroso circuito lleno de giros y cambios de sentido imposibles. Sean vuelve a
engancharse y vuelve a meterse en líos. Las carreras drag parecen un juego de
niños al lado de este nuevo deporte automovilístico quemallantas... con el grado
de riesgo justo para atraer a un rebelde como Sean.
En su primer día de carreras Sean reta a D. K. (Brian Tee), el “rey del drift”,
un campeón local conectado con los yakuzas, el sindicato japonés del crimen.
Tras perder, Sean se ve obligado a pagar su deuda trabajando a las órdenes de
Han (Sung Kang), que pronto le admite en su familia de proscritos y le enseña el
auténtico mundo del drifting, en donde la carrera se convierte en una forma
artística. Modernos coches tuneados se lanzan al denso tráfico de las calles de
Tokio a toda velocidad, y las recorren efectuando giros inverosímiles en un
circuito puntuado por el chirriar de los frenazos y el olor de las llantas
humeantes.
Cuando Sean se enamora de la novia de D.K., Neela (Nathalie Kelley), se
desata una explosiva serie de acontecimientos que culmina con un enfrentamiento
final con su rival. El castigo para el que pierda, si es que llegan a sobrevivir
a la carrera, es el destierro perpetuo de Tokio por orden del jefe yakuza, y tío
de D. K., Kamata (Sonny Chiba). El honor está en juego y el talento de un piloto
se pone a prueba hasta el límite... sólo hay lugar para un campeón en A TODO GAS
- TOKYO RACE.
Las ruedas arden en “A todo gas-Tokyo Race” con la práctica del Drifting
Esta nueva entrega introduce el estremecedor deporte del drifting, una
practica que se originó en las montañas del Japón rural: a altas horas de la
noche, jóvenes conductores corrían por carreteras oscuras y la parte trasera de
sus coches derrapaba cuando tomaban las cerradas curvas que se abrían sobre
precipicios. El subidón que daba este deporte pronto se transmitió a la escena
de las carreras callejeras y luego traspasó las fronteras de la isla, llegando a
Europa y Estados Unidos para convertirse en la última moda en la conducción
deportiva.
Keiichi Tsuchiya, artista emérito de las carreras en Japón, es asesor técnico
de A TODO GAS - TOKYO RACE. Fue él quien hace 15 años asimiló y perfeccionó la
técnica del drifting y la llevó a los circuitos de carreras japoneses, ganando
numerosos campeonatos y ganándose el apodo de “rey del drift”. Dice Moritz:
“Contamos con los mejores asesores y técnicos en este rodaje. El equipo de
efectos visuales es el mismo que había en las dos primeras entregas. Todos ellos
saben que tenemos una regla: no queremos que los coches hagan nada que no puedan
hacer naturalmente. El equipo se ha esforzado por obtener la máxima
verosimilitud”.
El corredor Hayama, un experto en la cultura de carreras japonesa, asesoró al
equipo en los más variados aspectos de automovilismo, argot y selección musical:
“A mí me apasionan los coches. Es una época excitante porque la cultura del
drifting sigue desarrollándose. Para mí consiste en coger un coche y romper
todas las reglas sobre lo que se supone que debe hacerse con él. Haces que
pierda tracción trasera, conduces de lado en las curvas a 160 Km/h. con las
llantas humeantes girando como locas... Es algo increible”.
La pericia del conductor es tan importante como la construcción del coche que
se utiliza. El bólido se reconstruye para adaptarse al estilo y a la técnica del
piloto, creándose un perfecto equilibrio entre el hombre (o Neala) y la máquina.
A la hora de tomar una curva a enorme velocidad forzando el motor, es esencial
que el coche haya sido tuneado por su conductor para que éste sepa cómo
aprovechar al máximo todas sus posibilidades.
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