Este lunes la industria discográfica culpó de nuevo a
Internet de la caída de las ventas..
por Ángel Cortés, editor de
noticiasdot.com
La industria discográfica ha vuelto a culpar a Internet y a
los sitios de descargas e intercambios musicales como el gran
culpable de la caída generalizada de las ventas que
consiguieron durante el año pasado.
No vamos a negar un hecho evidente. Miles y miles de
internautas de todas las edades utilizan lugares como Morpheus,
Kazaa, por citar algunos, para descargar los títulos que más suenan.
Algunos de ellos, menos de los que la industria piensa, graban
esas canciones en CDs o los cargan en reproductores de MP3.
Otros, o los mismos, o unos con otros, copian con las
regrabadoras de CDs, títulos originales… Sin embargo, eso no
es nada nuevo y las editoras deberían saberlo.
Antes del MP3 y de Internet, o de conocer esos medios,
aficionados a la música grababan en cintas los lanzamientos
que se transmitían a través de los espacios radiofónicos o
replicaban en ellas, los discos de vinilo propios o de amigos.
Y como la industria seguía vendiendo millones de ejemplares,
nadie se quejaba, o al menos en publico, de esa situación. No
en vano que un disco suene decenas de veces en una emisora
determinada es toda una garantía para su éxito.
Lo que esta sucediendo, y esto la industria lo sabe con toda
certeza, es que el consumidor de aquí o de allí esta
identificándose con artistas o producciones nacionales mucho
más que a las grandes estrellas a la que nos “someten” los
productores. Estopa, la Oreja y como no, los chicos y chicas
de Operación Triunfo están calando fuertemente en un sector
donde antes dominaban los “prefabricados” internacionales de
las grandes productoras.
La propia FIAP lo reconoce abiertamente al indicar que hoy un
68% de las ventas en muchos países se corresponden a artistas
domésticos. Claro que eso no explica la caída de las ventas,
aunque si lo explicaría la baja calidad y la poca imaginación
en los productos que estas compañías nos vienen presentando.
Artistas clónicos que se repiten de sello en sello (a veces es
difícil identificarlos porque incluso suenan igual),
superproducciones en las que apenas una o dos canciones (las
que se promocionan) valen la pena. Por no hablar de la falta
de “genios” que revolucionen los sonidos y la música aportando
nuevos ideas o conceptos. Y cuando esto sucede, el mercado,
los consumidores, no dan la espalda sino que lo convierten en
superexito. Como sucedió con Santana, por poner un ejemplo.
Es fácil culpar a Internet, pero la industria ahí no esta el
problema, aunque la industria siga empeñada en culpar a los
consumidores de su incapacidad para atraerlos con nuevas
creaciones artísticas.
sábado mayo 24, 2014 |