Los 24 estudiantes que murieron asfixiados
en la madrugada del domingo a consecuencia de un incendio en
un cibercafé de Pekín fueron víctimas tanto de la falta de
medidas de seguridad como de la clandestinidad a la que se han
visto abocados los cibercafés a causa de la persecución
oficial, informó la prensa independiente.
"Me desperté con gritos de ayúdenme, ayúdenme. Cuando me asomé
a la ventana, pude ver el humo y las llamas. Intentamos ayudar
a los estudiantes, pero la puerta estaba cerrada, únicamente
pudimos extraer cuerpos sin vida", relató un testigo
presencial.
Según la prensa oficial, el dueño del cibercafé, en un intento
de no ser descubierto por las autoridades, atrancó la puerta
del establecimiento, que se encontraba en un segundo piso,
colocó rejas en las ventanas y colgó un falso letrero con el
nombre "Network Company".
Los cibercafés se han convertido en los últimos años en los
lugares de reunión más populares entre los jóvenes
universitarios chinos, que dedican gran parte de su tiempo, en
ocasiones hasta altas horas de la madrugada, a "chatear" o
visitar páginas "prohibidas".
A pesar del auge de la informática y la electrónica en China,
no son muchos los jóvenes que pueden permitirse el lujo de
comprar un ordenador o pagar desorbitadas cuentas de teléfono,
por lo que los 3 yuanes (menos de medio dólar) por hora, tasa
oficial en los cibercafés, son un reclamo demasiado tentador
para una juventud profana en lo que a la vida nocturna se
refiere.
Los cibercafés clandestinos tienen un horario de 24 horas, más
de 33 millones de usuarios y están localizados en los barrios
universitarios y en los centros de informática y alta
tecnología, precisa el oficialista "Diario del Pueblo".
El gobierno chino considera que los cibercafés y otros
establecimientos similares, son un foco de delincuencia,
subversión, actividades antisociales y germen de propagación
de ideas que socavan el ideario comunista.
En este sentido, las autoridades han clausurado en los últimos
dos años cerca de 20,000 cibercafés y en la actualidad imponen
unos requisitos imposibles de cumplir en muchos casos, que
exigen el visto bueno de los Ministerios de comercio e
industria, cultura, información y seguridad pública.
"El gobierno está terminantemente en contra de los cibercafés",
denuncia Wang Yuesheng, propietario de un establecimiento con
licencia en regla, al tiempo que asegura que el gran número de
requisitos e impuestos empuja a los interesados a la
clandestinidad.
La policía realiza con bastante frecuencia registros por
sorpresa y revisa la información existente en los discos duros
en busca de evidencias sobre actividades políticas subversivas
o la visita de páginas proscritas.
En la mayoría de los casos, los cibercafés carecen de
extintores y salidas de emergencia, está permitido fumar y
entre las mesas y los ordenadores apenas queda sitio para el
pasillo que conduce al exterior.
Incluso existen cibercafés donde es necesario utilizar una
contraseña o demostrar que uno es un cliente habitual para
poder entrar, y otros que están ubicados en inmuebles
desvencijados o en estado ruinoso, en los suburbios.
Según la agencia oficial Xinhua, en la actualidad únicamente
el 30 por ciento de los cibercafés operan con una licencia
expedida por las autoridades competentes, cifra que en algunos
casos asciende al 50 por ciento, como en Pekín donde sólo 200
de los 2.400 establecimientos de la capital cuentan con el
visto bueno oficial.
Tras este suceso, las autoridades de Pekín han ordenado el
cierre inmediato y hasta previo aviso de todos los cibercafés,
en un intento de comprobar si cumplen las mínimas medidas de
seguridad, de lo contrario verán revocada su licencia.
La prensa independiente alberga la sospecha de que el gobierno
comunista utilizará el incidente para reducir al mínimo el
número de cibercafés, en un intento de evitar "la intoxicación
de la juventud".
Según las últimas estadísticas, China cuenta con unos 166
millones de internautas, que la convierten en la segunda
potencia mundial en este campo, y de mantenerse esta tendencia
superará a Estados Unidos en un plazo de cuatro años.
Agencias
sábado mayo 24, 2014 |