Por Julián Gorodischer
Página 12 de Argentina
Las versiones conspirativas dicen que
es intencional: los canales de erotismo y pornografía tiran el
anzuelo con un poquito de definición y, segundos después, la
diluyen en la marea de rayas y manchones para que en pantalla
no se distinga nada más que el gemido y la respiración
entrecortada, inconfundibles a pesar del codificado.
La nueva tendencia dirá que eso importa
poco o nada, a juzgar por el aluvión de mensajes que llega a
Venus cada semana sobre una nueva forma de consumir tele:
mirar las rayas. El primer aviso llegó con la mujer que
agradecía vía mail la nueva pasión en la pareja, después de
una sesión de rayas. Luego fueron docenas: con la crisis,
podrá renunciarse al decodificador, pero no al canal
codificado. Tanto que, como homenaje a su nuevo perfil de
espectador o, tal vez, como crónica de la reutilización del
Premium, el canal prepara su exposición de fotos alusiva:
rayas y más rayas, formas y manchones en la pantalla
fotografiada de Venus a cualquier hora.
Leo Vieytes, gerente del canal, sigue de
cerca la tendencia. Conoce los recursos de entendidos que se
ponen en práctica. “Ayudan los televisores con sintonía fina
–cuenta–, se puede ir regulando el canal para tener mejor
recepción.” La muestra del fotógrafo Diego Ciardulo, ex editor
de la revista El Libertino, intentará a comienzos de
septiembre, en una galería de la Capital, reflejar el fenómeno
que no tiene otros pares en el resto de los países abonados al
servicio. La crisis, o un ánimo especial de voyeurismo, o el
boca a boca, extendió una forma de mirar que, en el canal,
explican como un signo de los tiempos: “La gente –dice
Vieytes– no tiene dinero para salir y se queda en su casa
mirando las rayas con su pareja”.
En la exposición, se verán diez tomas
seleccionadas de la pantalla de TV sin el decodificador,
elegidas a partir de la forma y el color. El ojo trata de
distinguir la escena caliente, pero se pierde en el manchón.
Alcanza después a descubrir el factor porno y era apenas una
ilusión óptica, “materia ideal para el fotógrafo”, dice
Vieytes, un estímulo para ratonearse o imaginar, mostrando
sin mostrar”. El fotógrafo en cuestión asegura: “En las
diez tomas aparece lo menos obvio de la pornografía: se
alcanza a divisar una forma familiar que estimula a discernir
qué es lo que hay en la imagen.
Hay cosas que nadie sabe si están o no,
la imaginación se despliega, y cada uno ve una cosa distinta.
Durante tres años recopilé material pornográfico de Venus y
fui eligiendo las mejores imágenes. Descarté otros canales
como Playboy o Afrodita porque no me interesaba el desnudo o
el erotismo; quería pornografía, tomas de tono elevado. Quise
reflejar un juego que todo el mundo hizo en algún momento, una
intención manifiesta por muchísima gente”.
El proceso, queda claro, está convirtiendo
un mero recurso de protección (para el negocio y para los
chicos) en una materia artística en sí misma. Lo que fue
pensado para bloquear el contenido toma forma como objeto, e
inspira a Ciardulo a emprender una búsqueda estética. “Me
interesa mostrar la pornografía con un filtro que la convierta
en erotismo”, dice. “Lo que se muestra no define si
algo es erótico o porno sino cómo se lo muestra. Todo depende
de la búsqueda que cada artista genere. Intuye que la
adivinanza interesa a la mayoría de las personas, “a todo el
mundo”: estudiar qué pasa detrás de las rayas, a qué
identidades corresponden las formas corporales que quedan
sugeridas, pero nunca confirmadas.
En cualquier caso, el nuevo culto a la
indefinición –el culto a las rayas– funciona, y anticipa
futuros abonados, tal vez, si la crisis lo permite. El canal
condicionado tira el gancho, por ahora, y espera hasta que
aclare. Y si no aclara, si no sube el número de suscriptores
al abono Premium, todo quedará en la experimentación, en la
muestra y en una nueva forma de mirar la tele, que se sostiene
en el velo sobre lo mirado. “La sugestión nos interesa mucho,
y la usamos también en las promociones”, cuenta Vieytes.
“Se ven dos timbres o una locomotora andando, o las mismas
rayas del codificado en los spots, y estamos hablando del
canal desde la metáfora. Puede pasar que la gente crea ver un
cuerpo, y hasta puede llegar a excitarle, pero por ahí se lo
estaban imaginando. Es interesante observar las variantes con
que se ratonean las personas.”
sábado mayo 24, 2014