El día 23 de octubre un grupo de hombres armados no identificados tomó un
teatro de Moscú el para exigir el fin de la guerra de Chechenia. Los terroristas
dejaron salir a 19 personas, ocho de ellos niños, del teatro. Sin embargo,
amenazaron con comenzar a matar rehenes si no se cumplían sus exigencias.
Mireia Cortés - Continuaron
las negociaciones y Putín reconoció que la situación era muy grave. La respuesta
del Kremlin no se haría esperar. El sábado 26 fuerzas especiales rusas entraron
en tromba en el teatro, liberaron a centenares de rehenes que permanecían
cautivos desde hace tres días y mataron a la mayoría de los secuestradores
chechenos. El resultado de la operación de “rescate” fue des desolador: 118
rehenes murieron y al menos 646 rehenes de los 800 liberados estaban
hospitalizados, 45 de ellos en condiciones muy graves.
¿Pero que tipo de sustancia fue empleada por las fuerzas de seguridad rusas?
La forma como actuó el gobierno ruso ha recibido una manta de críticas. Lejos de
retractarse o reconocer que no se actuó de una forma coherente, el kremlin ha
instado que el gas que se utilizo en la operación forma parte de un grupo armas
en desarrollo por parte de gobiernos que buscan maneras "no letales" para
someter protestas civiles. Podemos admitir que el gas no fue configurado como
letal pero la dosis para incapacitar a un terrorista joven y saludable resultó
ser fatal para los rehenes más viejos y débiles, especialmente después de tres
días en cautiverio. Y la pregunta es ¿las fuerzas especiales rusas no tuvieron
en cuenta como afectaría el gas a los rehenes, o simplemente era una forma de
demostrar que a Rusia no se la pone de rodillas?.
Especialistas y científicos debaten sobre la naturaleza del gas utilizado por
los rusos. Esta situación ha sido potenciada por la negativa rusa a revelar la
identidad del gas.
Científicos americanos han sugerido que podría tratarse de un arma química
desarrollada en la década de 1950 llamada 3 quiniclidinil benzilato, o BZ,
esta fue probada por Estados Unidos en sus soldados en 1960. Pero según
Christopher Holstage de la Universidad de Virginia no podríamos estar hablando
del BZ, pues este gas se toma una hora para iniciar sus efectos y que éstos son
máximos a las ocho horas, mientras que el gas ruso funcionó en segundos.
Los médicos rusos no hablan, aún así algunos sugieren que su silencio va ligada
a que puede tratarse de un compuesto de origen militar, más que un anestésico de
uso en la medicina. Por lo tanto no es que no hablen, sino que no les dejan
hablar. A los rehenes afectados no se les permite salir del hospital ni ser
visitados por sus parientes ( temen sus familiares tomen muestras de sangre, que
identifiquen el gas).
Según Vil Mirzayanov, un científico que trabajó en la Unión Soviética como
especialista en armas químicas, dijo que el gas es un derivado de BZ
desarrollado por Rusia durante la Guerra Fría, si esta afirmación fuera
cierta se confirmaría hipótesis americana. Pero entonces uno se pregunta, ¿Estos
agentes no debieran haber sido destruidos de acuerdo con la Convención Contra
las Armas Químicas? La respuesta al parecer es no, pues esta convención posee lo
que jurídicamente se conoce como agujeros. Uno de ellos permite el uso de las
armas químicas que permiten para "hacer cumplir las leyes".
Parece ser que el Kremlin tenía razón, pues todos sus actos se realizaron dentro
de la legalidad. Pero si uno se para a pensar, no puede entender como una
operación de “rescate” con armas legales y no letales puede causar 118 muertos
646 hospitalizados.
sábado mayo 24, 2014