Durante el otoño, en
nuestras latitudes, el campo después de la alegría de las vendimias está
esperando la siembra, es decir, la semilla que hará que la tierra posibilite la
continuación de la vida.
Mireia Cortés -Según
publica Dolors Llopart, en su libro "El origen de la fiesta de todos los
Santos":
Las fiestas de Todos los
Santos y Difuntos son, en sus raíces, fiestas otoñales que nos anuncian la
inminente proximidad del invierno.
La tierra, símbolo femenino,
aparece yerma en esta época del año, cubierta de rastrojos, después de la tala o
la siega hechas en julio o en agosto, pero después de recibir la semilla,
símbolo masculino, esta tierra se torna en esperanza de continuidad de la vida
para todos los humanos.
Estas fiestas representan,
en cierta manera, un momento de acuerdo o de reencuentro entre el mundo de los
muertos, simbolizados en el mundo real por la tierra yerma, y el mundo de los
vivos, simbolizados por las semillas que se sembrarán y que harán posible la
vida en el futuro
Tradición y cultura
Esta festividad se enmarca dentro de la tradición del culto a los muertos. No
es extraño que tenga lugar justamente en otoño, cuando la naturaleza va muriendo
poco a poco y se prepara a cubrirse con el sudario blanco del invierno.
Son muchas las tradiciones que concurren en estas fechas: desde las
referencias literarias (D. Juan Tenorio de José Zorrilla; El
Estudiante de Salamanca de José de Espronceda...), hasta las puramente
gastronómicas que nos conducen al aspecto más lúdico de la celebración: LA
CASTAÑADA.
En efecto, antiguamente, después de cenar, se celebraba la castañada, comida
familiar dedicada a los muertos y que era recuerdo de las antiguas comidas
funerarias. Se hacía la cena habitual y seguidamente se comían las castañas
asadas al fuego del hogar, así como los panellets u otros dulces propios del
día, y se bebía vino que tenía que ser dulce o blanco. Las castañas se abocaban
encima de la mesa y todo el mundo iba cogiendo a su discreción.
Esta costumbre de comer castañas (que por otro lado es el fruto típico de la
estación junto con otros frutos secos: almendras, avellanas...), se complementa
con la de consumir un tubérculo parecido a la batatata (de la cual es una
variedad): el boniato. Y juntos nos llevan a la aparición de uno de los
personajes más carismáticos y entrañables de la época: La castañera.