Pablo Ruisánchez - Madres solteras y
estudiantes con deudas y grupos de ayuda a los más necesitados forman parte de
un variopinto grupo tipos de personas que, debido a su demanda de donaciones
para seguir adelante, han acabado por acuñar un nuevo término dentro del mundo
virtual. Los cybermendigos.
La cybermendicidad empezó a propagarse a gran escala a finales del año pasado
cuando una joven de 29 años, Karyn Bosnak, anunció desde su
web que los internautas
le habían enviado suficiente dinero para devolver una deuda de 20.000 dólares.
La publicidad que tuvo su iniciativa le sirvió para mucho más, una editora
neoyorkina contrató sus servicios para que la publicación de su historia.
Brian Nolan es otro ejemplo de cybermendigo. A sus 26 años, Nolan se
define como una persona trabajadora y generosa que quiere convertirse en
auxiliar médico. Su problema, debe 40.000 dólares. Solución, creó una
web el pasado noviembre pidiendo
donaciones y asegura que cada semana recibe 1.000 dólares desde la red.
"Algún día seré capaz de rembolsar la deuda. Pero, ¿por qué no he de aceptar
esta ayuda ahora? "
El cybermendigo ha abierto una cuenta bancaria mostrando los ingresos que
recibe, en su mayoría desde un servicio de pago en línea. Según él, su éxito se
debe a que ha creado una web con gráficos atrayentes al que ha sumado textos de
lectura ligera. Rogar desesperádamente no es una regla que funcione en internet,
asegura.
Existen otro tipo de cybermendigos que no tienen tanta suerte Penny Hawkins,
una estudiante de enfermería de Washington, ha conseguido lo opuesto a sus
objetivos con HelpMeLeaveMyHusband.com (ayudarme a dejar a mi marido.)
Hasta la fecha ha conseguido 2.000 de los 12.000 que necesita para divorciarse.
SaveBuster.com, dirigida por Christine Kent, es otra manera de
reenfocar toda esta ayuda. Desde su website coordina una asociación con base en
San Francisco que ayuda a los enfermos que necesitan a alguien para cuidar de
sus animales de compañía. Para Kent, enviar dinero desde este tipo de sites será
como comprar una revista o pagar por las entradas a un partido de basket. |