"Muchachos, los iraquíes deberían entender que ésta es una potencia
militar colosal", grita el reportero estadounidense al micrófono. Está sentado
sobre un vehículo de las tropas estadounidenses, y a su alrededor se ven cientos
de tanques, jeeps y vehículos todo terreno en pleno desierto iraquí,
trasladándose hacia el norte.
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DPA - "Los chicos están tan entusiasmados con partir,
que esto irá todo muy rápido", informa exaltado Oliver North, ex
coronel involucrado en 1986 en el caso Irán-Contra. North trabaja para la cadena
noticiosa Fox News desde el frente. "Es un momento histórico y
nosotros tenemos un lugar en la primera fila", comenta un reportero de CNN a
bordo de un avión de transporte. Imágenes del otro lado de la guerra son
difíciles de encontrar en las pantallas televisivas estadounidenses. El
espectador apenas se entera de los miedos de la población iraquí o de las
protestas antibélicas que tienen lugar en todo el mundo. Con la invitación a más
de 600 periodistas a acompañar a las tropas estadounidenses, el Pentágono
garantizó una emisión en directo del lado estadounidense las 24 horas del día
con imágenes lo suficientemente dramáticas.
El liberal instituto FAIR de Washington (Fairness and Accuracy in Reporting)
está preocupado por esta cobertura desde un solo punto de vista. "En la
crisis de Irak, los medios son megáfonos de los representantes del gobierno",
criticó el centro en un estudio la cobertura de los medios antes del estallido
de la guerra.
En las dos semanas que abarcó la investigación realizada a mediados de marzo, se
detectó que tres cuartos de las personas que hablaban en los programas de las
cuatro cadenas más importantes eran representantes del gobierno. Menos del uno
por ciento de los invitados pertenecía a grupos opositores a la guerra.
"Las grandes cadenas se aferran a la matanza en Irak, y no creen que importe
informar sobre otras opiniones", se lamenta Norman Solomon, director del
"Institute for Public Accuracy". "El show mediático del año muestra cada
vez más modelos conformistas de pseudo-patriotismo".
De todas las cadenas, Fox News, la que tiene las mayores cuotas de
audiencia, es la que más alto iza la bandera patriótica. Cuando los soldados
estadounidenses van a la guerra, cualquier duda sobre la operación es traición a
la patria, es el lema de Bill O'Reilly.
O'Reilly criticó duramente al cronista del diario Los Angeles Times Robert
Scheer, quien está en contra de la guerra. "Su consternación moral y su
abierto antiamericanismo dan asco".
El periodista reclama cada noche a los telespectadores que boicoteen los
productos franceses por la resistencia de ese país a una nueva resolución de
Naciones Unidas sobre Irak.
El conservador "Media Research Institute" ve incluso en la cadena ABC
una "tendencia dramática" a criticar demasiado la política
estadounidense. El conductor Peter Jennigs alabó la posición francesa en
el debate de la ONU, difundió propaganda iraquí y elogió a opositores a la
guerra, se quejó el director de la sección de análisis de medios, Tim Graham.
Graham reprochó al enviado de ABC Ted Koppel, quien acompaña a las
tropas, haber dicho que el avance estadounidense es una invasión, a la que no
precedió ningún ataque contra Estados Unidos.
Entre los canales de cable, sólo C-Span ofrece un menú diferente. Fundado
en 1979 por las empresas de cable, este canal transmite de día los debates
parlamentarios. De noche, muestra noticieros extranjeros, entre ellos esta
semana la cobertura sobre la guerra que se hace desde el Líbano, Israel y
Canadá. "Lástima que los periodistas estadounidenses no acompañen también a
las familias iraquíes", se lamentó un conductor canadiense. (Por Christiane
Oelrich, Dpa)
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