Eduardo Bautista: El canon no es un canon
ANA PANTALEONI CIBERPAÍS - 13-11-2003
Cada vez que se encienden los focos, la SGAE aparece en el centro de la
polémica. Los últimos meses han sido complicados para la Sociedad General de
Autores y Editores. Su presidente, Eduardo Bautista, explica en esta entrevista
cuestiones como el canon de los CD, la música por Internet o la piratería.
Pregunta. No se entiende que paguemos un canon por la copia privada y, a la vez,
hay CD y DVD que lo impidan.
Respuesta. No hay disco con inhibidor que resista cuatro días. Eso es
científico. No hay inhibidores tecnológicos que no sean desmontados en cuatro
días. Si sacas un algoritmo de protección, inmediatamente tienes a toda la
comunidad hacker reventándolo. No existe hoy en la tecnología binaria un sistema
para evitar la copia.
P. ¿Pero el canon?
R. El canon no es un canon; es simplemente un derecho que compensa la pérdida
que se produce cuando por medios tecnológicos lo que antes era un producto
singular deja de serlo y entonces disminuye la venta.
P. ¿Por qué lo tiene que pagar todo el mundo?
R. Cuando alguien compra en un centro comercial, está pagando lo que roban
otros. El precio de mercado de un producto lleva implícito los riesgos de la
comercialización. Si no supiera que existe el canon, estaría comprando el
producto sin más. Aquí ha habido una campaña orquestada por la Business Software
Alliance (BSA).
P: ¿Pero la BSA, como ustedes, también persigue contenidos ilegales?
R: La BSA tiene el morro de alertar a la gente diciendo: "Te están haciendo
pagar por el CD de fotos". Y a mí me cobra por instalarme el sistema operativo
siete veces más de lo que costaría la mínima parte, que es el canon. El canon de
la copia privada es, en términos numéricos, la tresmilésima parte económicamente
hablando del volumen que nosotros, los ciudadanos, tenemos que soltar en la
tienda de turno por un programa determinado. También es cierto que los fusilan
de forma brutal y ellos están sufriendo lo mismo que nosotros y, en algunos
casos, más. Y montan todo este número sobre la base de que los CD se encarecen
tremendamente y se produce la gran catarsis. En Francia, Alemania, Italia,
Noruega más altos canones han sido absorbidos, de forma que aquí nadie se ha ido
a la ruina y resulta que venden mucho más que en España. Pasó lo mismo con el
canon sobre las cintas vírgenes. A los tres meses todo el mundo se había
olvidado del asunto.
P: Pero no existía Internet...
R: Ésa es la única diferencia. Antes no había asociaciones de internautas, ni
comunidades electrónicas, y ahora cualquier pendejo electrónico está
construyendo la nueva democracia digital. Y parece que, en ese contexto, es todo
un nuevo régimen y sólo a favor de unos.
P: En Estados Unidos no hay canon.
R: Estados Unidos es una situación anómala. ¿Por qué Estados Unidos no tiene
copia privada? Porque se la pagamos los demás. Mandamos para allá millones y
millones de dólares.
P: La reforma del Código Penal penalizará hasta con dos años la posesión de un
sistema anticopia. ¿Cuál es la postura de la SGAE?
R: Nosotros estamos de acuerdo porque acatamos el marco legal. Para empezar es
una medida disuasoria impactante. El problema no es la piratería ni las
descargas musicales, sino cómo ese sistema alternativo, fuera de control, sirve
para lo que todos sabemos que puede servir.
(...)
P: ¿Se acabó el modelo de negocio de CD a 18 euros?
R: Nunca en la historia de la humanidad la música ha sido tan protagonista como
ahora. Nunca ha estado tan omnipresente en todos los aspectos de la vida como
ahora. La crisis no es la música, sino un modelo de explotar música,
circunscrito a la cosa esta redonda con un agujero en medio. El problema no son
los 18 euros, es otro discurso falseado. ¿Desde cuándo a la gente le preocupa el
precio del disco? ¿Cuánto cuesta un libro? ¿Qué cuesta un videojuego? ¿Y el
software?
P: ¿Pero el disco se acaba?
R: El disco se acaba, pero no por precio ni por la piratería, sino por los
hábitos del consumidor. Lo único que está en cuestión es el disco, aunque
todavía se venden 4.000 millones. Hay cinco grandes compañías discográficas, que
pronto serán tres. No creo que haya ningún otro producto fungible tan
concentrado, salvo quizás el cine.
P: ¿Eso es bueno?
R: No. A medida que vas haciendo el cuello de la botella más estrecho, más
difícil es que salga el talante creador y el talento innovador. No es tanto un
problema de la industria como de un cambio en las pautas de comportamiento.
También es verdad que a la gente hay que fidelizarla y yo creo que ahí no hemos
sido muy listos.
P: Por lo que sea, existe la sensación de que hay una voracidad recaudatoria de
la SGAE por encima de medidas imaginativas para adaptarse a los nuevos tiempos.
R: El disco no cuesta 18 euros. Yo voy a un centro comercial y me compro el
disco de Ana Belén por mucho menos. El precio medio del disco está un poco por
debajo de los 10 euros. Es que el joven quiere el último disco de Alejando Sanz
el día siguiente a cuando sale. Cuando yo quiero la primera edición de Harry
Potter, también pago. Y sin embargo nadie sale a montar esta campaña de precios.
La campaña del precio de los discos la han montado los piratas, que no son tan
tontos como parece.
P: ¿Ve aplicables en España operaciones de persecución antipiratería tipo la
RIAA norteamericana?
R: Yo creo que no. A pesar de ser uno de los países donde más nodos hemos podido
localizar de intercambio de ficheros, en España yo diría que ninguno de ellos
esconde un negocio. Son acciones más de intercambio de música. Eso sí, como
saben, el Internet gratis se acabó.
P: ¿Y quién acabará con el masivo intercambio de contenidos de las redes P2P?
R: Quien va a sacar a éstos de las redes no seremos nosotros sino las compañías
telefónicas. Estas empresas están desarrollando su modelo de oferta de
contenidos y no van a tener albergando a unos cuantos servidores que fomentan el
intercambio de ficheros gratis. Ellos saben que necesitan comerciar con
contenidos. En el momento en que exista una oferta razonable con un coste
asumible de la descarga en streaming, empezará a estabilizarse el negocio.
Estamos en un momento en que el modelo estable no existe, pero tenemos la
tecnología para fomentarlo.
P: ¿Cómo se imagina el futuro?
R: Me imagino que un señor entra en un centro comercial, y dice: "Mi mujer se
llama Silvia, mañana es su cumpleaños. ¿Cuántas canciones hay que se llamen
Silvia?". Te vas con ese producto, o bien te lo descargan en tu ordenador. Para
eso se necesita un sistema seguro, y una calidad final mejor que la actual. El
algoritmo MP3 es a la música lo que en su momento el casete fue al compacto. El
MP3 es una transición, va a desaparecer. El MP21 ofrece una calidad comparable
al CD. Ésa es una primera prueba de que se va a un modelo estable.
|