ADOLFO PLASENCIA / IBLNEWS.COM - Desde hace años sabemos
que, en tecnología digital y en la Red, seis meses son una distacia temporal muy
considerable. Según la Ley de Moore, en seis meses, la industria de
semiconductores es capaz de aumentar el 35% la capacidad de proceso de de los
chips que saca al mercado mientras reduce, en ese periodo, su precio en un 25%.
Dicha ley lleva cumpliéndose inexorablemente casi treinta años, y en ese lapso
de tiempo el avance social hacia la sociedad digital (Castells) ya ha
transformado gran parte de nuestro marco de relación con los demás, con la
información y el conocimiento que necesitamos para trabajar y vivir.
¿Qué pasa en la vida de muchos de nuestros gobernantes durante esos seis meses
‘no oficiales’ en los que, en realidad, dura el esfuerzo electoral antes de las
elecciones?.
Pues que se centran en aquello de lo que depende su defensa o mantenimiento de
su cuota de poder que es la base de su futuro profesional, político y
‘monetario’.
Y, ¿en qué centran sus verdaderos esfuerzos de análisis y de discurso en ese
medio año?.
Pues en aquello que les parece esencial para conservar o conseguir dicha cuota,
cosa que es democráticamente legítimo. Sin embargo, aquello que consideran no
esencial, arriesgado o complicado de articular en su discurso –según el análisis
de los llamados ‘consejos’ de notables políticos o la cocina del marketing
electoral de su partido-, lo aparcan hasta el día después.
El problema es que puede que, entre lo aparcado, queden cosas que sí son
esenciales, o urgentes, en cambio para nuestra dinámica social, económica y de
desarrollo, que no está estrictamente sujeta al vaivén de esos múltiples ciclos
electorales.
La ‘tecnología libre’ aún no existe para la política estatal en España
Como pudimos comprobar en la reciente OpenSourceWorldConference de Málaga, ya
está claro que estamos siendo alcanzados por la habitual vertiginosa velocidad
de crucero de otro frente de onda de la revolución digital. Se llama la
revolución de la ‘tecnología libre’ cuyo paradigma principal es el software
libre.
En sólo seis meses (los transcurridos entre el Campus Party de Valencia en
agosto pasado y la Conferencia Internacional de Software libre de Málaga en
febrero de esta año) hemos podido ver cómo desde el primer anuncio en el evento
de Valencia del definitivo abrazo de la filosofía del softwre libre, por parte
del gigante IBM, han dado un paso al frente en la misma dirección otros gigantes
tecnológicos, cuyos principales ‘evangelistas’ de free software estuvieron
certificándolo en Málaga hace poco: Sun Micosystems; Hewlett-Packard; Bull,
Fujistu, etc, y algunos agentes europeos decisivos de lo digital como Siemens;
Alcatel, Vodafone, Auna; Telefónica (sí, Telefónica); El Corte Inglés, Indra,
etc., junto con representantes muy cualificados de las administraciones europeas
más avanzadas en tecnología y, -por que no decirlo-, de las españolas
(autonómicas) pioneras en la aplicación del Open Source.
Los analógicos programas electorales españoles no estan aún digitalizados
El nuevo JFK, John Kerry, el ya casi seguro candidadato demócrata a la
presedencia en EE.UU., ha copiado rápida y literalmente la forma de su
adversario político de hacer cibercampaña electoral debido al éxito alcanzado en
la misma aunque no ha sido suficiente: lo que los medios americanos han
denominado ‘el efecto Dean’.
En contraste parece que, a las maquinarias electorales de los partidos
estatales españoles, el manejar las cibercampañas les resulta prácticamente tan
difícil como a un neófito usar la nitroglicerina. Haciendo una ironía fácil se
prodría afirmar que, para sus ‘notables’, ‘fontaneros’ y ‘cocineros’ una
cibercampaña es auténtica nitroglicerina electoral (te puede estallar en la cara
de tu candidato en cualquier momento).
En cualquier caso, la realidad viaja muy deprisa y el tiempo global y la marcha
de revolución digital no se detienen porque haya una campaña electoral en España
(si fuera así, ¿se imaginan?). Ello no es razón suficiente para que en lo
superficial, ciertos candidatos aún utilicen algunas pincialadas de lo digital
para renovar su maquillaje electoral.
Serán después, si ganan, los que, aunque ahora lo ignoran, cuando no haya más
remedio y sea tarde, abrazarán el OpenSource con la furia de un converso. Muchos
casos hemos visto ya. Si no, al tiempo
Una cibercampaña electoral es cualitativa
Si hay una sociedad cualitativa, ésa es la sociedad red y la del conocimiento.
Sin embargo, esa formulación cualitativa más pronto que tarde habrá que
articularla con el paradigma cuantitativo de nuestro sistema electoral
democrático (una persona, un voto) y con el planteamiento totalmente
cuantitativo –que deja de lado la biodiversidad política- que hacen las
maquinarias electorales de los partidos democráticos españoles.
Buena muestra de ello es que, en el marco estatal, plantean sus estrategias cási
solamente en función de la aritmética y en un escenario totalmente cuantitativo
(anuncios en TV, comunicación simple y esquemática masiva, etc.).
En contraste, el sector social ‘conectado’, que usa en su trabajo y en su casa
Internet y la tecnología digital como herramientas cotidianas, es socialmente
mucho mas ‘cualitativo’ que la media. Es un colectivo que actúa, al tiempo,
colectiva e individualmente, mediante la Red. Son mas críticos que la media. Y
no son tan fáciles de manejar, ganarse, o de ‘torear’ –usando el símil taurino-
como muchos votantes de a pie o como los adeptos asistentes a los ‘mitines’ a
donde van para escuchar aquello que previamente le gustaría oír, en ceremonias
rituales en dónde no hay en absoluto asomo de autocrítica.
Cualquier político ya sabe, ha habido experiencias, que hacer un chat en
Internet sobre temas políticos es entrar en una plaza pública en la que se actúa
individualmente y en la que cualquier ciudadano puede hacer una crítica directa
y pública, o expresar su opinión sin intermediarios a cualquier líder político,
ante la audiencia y en tiempo real.
Fundamentalmente, por esta razón, esa nueva forma sincrónica y directa de
comunicación provoca en general mucha prevención como herramienta de
comunicación política a cualquier líder y horroriza a su ‘cocina’ de marketing
político y, sobre todo, a los directores de campaña.
El software libre no forma parte del núcleo esencial de esta campaña de las
elecciones generales
La filosofía de la ‘tecnología libre’ va a ser decisiva para el cambio en una de
las industrias del futuro: la de la tecnología, del software y de la forma de
articular sus patentes, su propiedad intelectual y, por extensión, su
distribución, su venta o no, y los nuevos sectores laborales y de servicios que
implica.
En mi opinión, estas cuestiones en general y la del asunto del software libre en
España en particular, retratan bastante bien la actitud de los políticos
españoles en relación a la innovación y a la tecnología. Es un craso error
tratar el tema del software libre como un asunto asociado a la ideología, pese
que esta afirmación no sea compartida por algunos debido a los réditos que pueda
dar. Bien es verdad que no todos los políticos españoles hasta ahora han tenido
la misma postura ante dicho tema.
Pienso que el OpenSource es asunto que concierne a todas las sociedades
desarrolladas que se precien, al menos a las sociedades cualitativas avanzadas
de la era de la información.
En España, los gobernantes extremeños y andaluces, liderados por Chaves e
Ibarra, ya optaron por el software libre de una manera que ya ha demostrado que
su actitud no era oportunista ni en función de una moda de ‘progresía política’,
sino una actitud rotunda, manifiesta y sostenida en una nueva visión de la
función de la tecnología en la sociedad.
Izquierda Unida, en su campaña estatal apoya el software libre, al parecer,
vistos sus mensajes, porque a sus dirigentes le suena algo ‘izquierdoso’ pero no
tanto como otras cosas y seguramente por eso hace un apoyo muy light del tema.
En el PP, alguno de cuyos dirigentes valencianos y algún ‘quintacolumnista’ del
OpenSource infiltrado en dicha formación y en autonomías gobernadas por dicho
partido, han sido, probablemente, silenciados y persuadidos a guardar un
significativo y estruendoso silencio sobre el software libre (que aún lo es más
en la Comunidad Valenciana, tras las promesas electorales sobre el tema en la
campaña que los populares valencianas hicieron si ganaban, y en donde ahora
gobiernan). Para intentar ser ecuánimes, hay dirigentes políticos del PP a los
que no podemos llamar conversos de la tecnología ya que han demostrado desde
hace tiempo creer en ella y han actuado en consecuencia.
Eso no quita para que otros políticos se ‘retraten’ significativamente si
sabemos leer entre líneas. Un ejemplo muy reciente: fragmento de la entrevista
del periodista Miquel Alberola, publicada el pasado domingo en El País
(Comunidad Valenciana), realizada al candidato por Castellón, Joan Costa, actual
ministro español, en funciones, de Ciencia y Tecnología:
Pregunta: ¿Ha comprado algo por Internet?. Respuesta: “Puedo haber hecho alguna
compra o haber encargado (sic) alguna película, o haberme informado sobre un
libro… ése en un fenómeno imparable, que va a hacer mucho más transparentes los
mercados….”
Pregunta: ¿es partidario del software libre?. Respuesta: “No hay que prejuzgar
cuáles son las soluciones informáticas. Nosotros estamos colaborando en
proyectos de software libre y en otros proyectos distintos. Hemos conseguido que
en España se ubique el computador más veloz y con mayor capacidad de aplicación
general para la investigación y el desarrollo tecnológico, y está basado en
software libre”.
Comentario: obviamente el ministro Joan Costa puede haber hecho muchas cosas,
como cualquiera, incluyendo el uso de Internet. No queda claro, por su respuesta
si, ademas de poder hacerlo, lo ha hecho. Con respecto al software libre, sí
queda claro que, según parece, para el ministro, el asunto queda en un tema de
‘solución informática’ y basta, y no en algo que tiene que ver con una nueva
forma de plantear las patentes tecnológicas, la propia tecnología y su uso para
articular la nueva industria española de uno de los intangibles decisivos para
nuestro futuro.
Y con respecto al supercomputador instalado en Cataluña, mejor no consultar en
ranking actual de supercomputadores ya en funcionamiento y, lo de que esté
basado en el software libre, -(como los servidores principales Apache de
Internet lo están desde siempre), será probablemente una elección del
fabricante. Si en la elección del mismo por parte de las autoridades españolas
ha sido decisivo el que esté basado en el software libre, sería una muy buena
noticia que escucharíamos agradecidos muchos en España que creemos que por ahí
va el futuro.
El Príncipe Felipe y el software libre
El Principe Felipe inauguró la Conferencia Internacional de Sofware Libre que
tuvo lugar muy recientemente en Málaga.
La presencia del heredero de la corona en dicha inauguración fue un gesto de
apoyo que no venía de un político de partido sino de alguien que representa a la
Corona, que es una institución del más alto nivel del Estado, de alguien cuya
persona simboliza la continuidad del futuro de marco estatal español de
convivencia y de las reglas del juego que nos hemos dado los españoles en
nuestro actual estado democrático.
Personalmente, agradezco ese gesto valiente del Príncipe Felipe ya que, de
seguro, no habrá sido del agrado de los grupos de interés que estan ligados a
grandes y soterrados intereses de ciertas multinacionales del software
propietario y del mundo económico, que han sido y aún son muy bien vistos en
ciertos ambientes gubernamentales conservadores del estado español.
Por eso aplaudo al heredero de la corona en lo que vale su gesto de Málaga y su
significativa visita al Stand de Hispalinux (la asociación española de usuarios
de software libre) en la Conferencia Internacional del Software Libre y ante
personas muy cualificadas en la tecnología de más de veinticinco países.
Por si hay alguna duda, recordemos, de nuevo, las palabras del director de la
Conferencia de Málaga, Juan Reig: “La elección de la tecnología no es inocente.
Nunca, ni para los de fuera, los que podemos elegir, en este caso software
libre, ni para los que no tienen posibilidad de elección. Software libre
significa mucho más que programas informáticos, elementos técnicos, o códigos
abiertos. Software libre es una opción de política, de política con mayúsculas.
Software libre es una decisión estratégica en una empresa. Es la única esperanza
de muchos países, de muchos seres humanos para que les sea posible entrar en la
era de la información".
Así son las cosas ahora. Cambiantes. El cambio digital no se ha detenido. Sigue
adelante y hoy nos llegan nuevas noticias sobre él. Tal vez una de ellas sea que
la tecnología puede ser cada vez más libre y que también se puede poner su
potencia al lado de los más débiles en cada sociedad para disminuir las
diferencias relativas de su situación con la de los más opulentos, para mejorar
su educación, su acceso al trabajo a la información, a las mejores oportunidades
y su salud ciudadana. Que eso se utilice en esa dirección y no en la contraria
–la elección de la tecnología no es inocente-, no sólo en el mundo sino también
en nuestro país, es una parte de la enorme responsabilidad de los líderes
políticos electos, y también la de los que ejerzan la oposición en países
democráticos como el nuestro.
Ninguna democracia hoy esta fuera del mundo global. Tampoco la española. Y que
yo sepa, en esta elección para decidir los parlamentarios del Congreso y con
ellos al jefe del gobierno de España, la tecnología y el software libre, temas
decisivos para nuestro próximo futuro, permanecen ‘desaparecidos en esta
campaña’ electoral.
|