Según Joan Smith, periodista y
presidenta del comité de la organización mundial de escritores, «no hay
respeto por los derechos humanos ni en muchos países democráticos»
Actualmente, más de 700 periodistas y escritores sufren situaciones graves de
persecución o encarcelamiento, una cifra tremendamente superior a la registrada
en el año 2000.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York han motivado la
reactivación de la citada persecución, según ha explicado Eugene Shoulgin,
coordinador del Comité Internacional de Escritores Encarcelados del PEN Club.
Shoulgin ha añadido que «si en el año 2000 tenían conocimiento de la existencia
de menos de un centenar de casos graves de persecución, hoy en día esta cifra
sobrepasa los 700». Cinco investigadores del cuartel general que la Organización
Internacional de Escritores (PEN) tiene en Londres se dedican a recorrer el
mundo en busca de situaciones denunciables. Para Shoulgin, no sólo en países
como Irán, China, Zimbawe, Vietnam o Cuba se vulneran los derechos humanos en
este sentido, sino que ocurre lo mismo en estados democráticos. «Muchas
democracias nos vuelven la espalda», ha asegurado.
Al respecto, Joan Smith, periodista y presidenta del Comité de Escritores
Encarcelados del PEN Club en Inglaterra, ha puesto varios ejemplos: el de
Estados Unidos, y ha tachado de «horroroso» que en ese país exista «la Ley
Patriota contra el terrorismo, que obliga a los ciudadanos a informar al FBI
sobre personas que adquieren determinado tipo de literatura»; el de China, donde
«33.000 personas están empleadas específicamente para clausurar webs de internet»;
o el de España, donde tuvo lugar el cierre del periódico Egunkaria y «una
persona continúa en prisión actualmente en relación con ese hecho». Smith ha
alertado de que «las injerencias en los derechos humanos de estos colectivos van
en aumento, incluso en países que presumen de respetar los derechos
fundamentales».
El PEN Club trabaja desde 1960 en defensa de los escritores encarcelados por
motivos ideológicos. Eugene Shougin ha comentado que quienes más necesitan de su
apoyo son los profesionales menos conocidos, y ha recalcado que «parece
imposible que nadie pueda sobrevivir recluído en algunas cárceles de Turquía,
Yemen, Corea del Sur o Perú», y que a menudo visitan a los reos con el propósito
de insuflarles esperanza y hacerles conocedores de que alguien se preocupa de
ellos.
En la rueda de prensa celebrada en el Centro de Convenciones, han participado
también el director del diálogo «El valor de la palabra», Carles Torner, y el
portavoz del Fórum, Oleguer Sarsanedas. |