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Los jóvenes deben saber que el hecho de que haya una infinidad de información
"en línea" no significa que sea confiable, aunque su concepción de lo que es
confiable suele diferir de la idea que tienen sus mayores, lo que suscita un
debate acerca de qué es la verdad en la era de la internet.
Amy Bruckman, profesora de Georgia Tech, intentó hacer que sus estudiantes
dejaran momentáneamente sus computadoras al requerirles al menos un libro para
un proyecto de clases en septiembre.
No estaba preparada para la reacción: "Alguien levantó la mano y me preguntó
'Discúlpeme, ¿dónde consigo un libro?'"
Aunque la respuesta pudo haber sido de algún chistoso, Bruckman y otros
educadores lidian diariamente con el desafío de asegurarse de que sus
estudiantes tengan elementos como para discernir la verdad. Profesores y
bibliotecarios dicen que muchos entran en la universidad sin esa aptitud, y unos
cuantos se gradúan sin haberla adquirido.
Alex Halavais, profesor de informática en la Universidad en Buffalo, dijo que
los estudiantes están tan acostumbrados a la información instantánea que "la
idea de pasarse una o dos horas para hallar la fuente fidedigna les resulta
extraña".
En un estudio sobre hábitos de investigación, los investigadoras Panagiotis
Metaxas y Leah Graham, del Wellesley College, hallaron que menos del 2% de los
estudiantes en una clase de ciencias de computación se molestaron en buscar
fuentes fuera de la internet para responder a todas las preguntas de un examen.
Y muchos estudiantes no apelaron a fuentes múltiples. Por ejemplo, el 63% de los
estudiantes a quienes se les pidió que enumerasen las principales innovaciones
de Microsoft Corp. sólo visitaron la página oficial de la compañía en busca de
la respuesta.
Para algunos constituye una paradoja que tantos jóvenes estadounidenses se
muestren tan dispuestos a aceptar la información "en línea" de origen poco
claro.
"Aunque el escepticismo es parte de sus vidas, tienden a creer rápidamente en lo
que aparece en la internet", observó Roger Casey, que estudia a la juventud y la
cultura popular en el Rollings College en Winter Park, Florida.
Una preocupación es sobre la influencia comercial "en línea"; algunas máquinas
de búsqueda presentan avisos pagos y aceptan pagos para incluir otras páginas en
sus índices.
"Si voy a la biblioteca, con toda seguridad nadie le ha pagado a la
bibliotecaria 100 'verdes' para que me señale un libro en particular", comentó
Beau Brendler, director del Consumer Reports WebWatch.
Otro riesgo potencial es el fenómeno creciente de información en colaboración.
Las credenciales de los contribuyentes a muchas publicaciones en la red y una
enciclopedia colectiva, llamada Wikipedia, son a menudo poco claras. De todas
maneras, algunos usuarios de la internet creen que dichos recursos pueden
presentar los hechos con mayor exactitud que con cualquier editor en particular.
De muchas maneras, sin embargo, la mayor diversidad de información es saludable.
Paul Duguid, coautor de "La vida social de la información", destaca que en la
mayor parte de Estados Unidos, los textos escolares no pueden salirse con la
suya presentando enfoques unilaterales.
La profesora Tracy McGaugh, de la Universidad de Derecho del Sur de Texas,
presencia desafíos a su programa de estudios a medida que los estudiantes
descubren rápidamente cómo otros profesores de su materia encaran el mismo
material.
Pero como los estudiantes confían en recursos que podrían estar correctos sólo
parcialmente, se desconoce todavía la medida en que los perjuicios contrarrestan
los beneficios.
Algunos creen que el desafío que implica determinar qué y a quién creer en medio
de la catarata informativa llegará a influir sobre los enfoques políticos, las
decisiones médicas, las inversiones financieras y otros aspectos clave de la
nueva y floreciente generación.
La precisión puede ser crucial cuando hay vidas y propiedades en juego.
En el 2000, una quema que se hizo utilizando informaciones incorrectas de la
internet se descontroló y dejó a más de 400 familias sin hogar en Los Alamos,
Nuevo México.
Los adultos que deberían ser más precavidos también pueden engañarse.
Colin Potts, profesor de Georgia Tech, dijo que recibió recientemente una
fotografía por correo electrónico que supuestamente era una proyección en 1954
de cómo sería una computadora personal en el 2004. En vez de las cajas pequeñas
de hoy, la imagen muestra un artefacto enorme que parece una cabina de avión con
un voluminoso volante de conducción.
"Me pareció simpático y lo incorporé a mis apuntes para una disertación en el
próximo semestre sobre los peligros de los pronósticos tecnológicos", dijo Potts.
"También lo envié a varias personas. Lamentablemente, como otro colega me lo
informó por correo electrónico minutos después, era una patraña".
A la larga, es cuestión de adaptarse al flujo informativo ahora que la internet
ha revolucionado las comunicaciones.
Todo nuevo medio conlleva sus desafíos, comentó Paul Saffo, un director en el
Instituto para el Futuro con sede en Palo Alto, California, a los que la
sociedad se adapta.
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