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Agencias - "A ellos (los robots) no les da hambre. No tienen miedo. No olvidan sus
órdenes. No les importa si un compañero acaba de recibir un disparo", dijo Gordon Johnson, jefe del programa de robótica del Comando de Fuerzas Conjuntas
del Pentágono, citado por el rotativo.
"¿Harán un mejor trabajo que los humanos? Sí", añadió.
Los robots representan una parte crucial del esfuerzo del ejército
estadunidense para transformarse en una fuerza de combate del siglo XXI, y un
proyecto de 127 mil millones de dólares llamado Sistemas de Combate del Futuro
es el mayor contrato militar en la historia de Estados Unidos, de acuerdo con el
periódico.
Los planificadores militares dicen que los robots pensarán, percibirán su
entorno y reaccionarán cada vez más como humanos.
Al principio, serán operados por control remoto; se verán y actuarán como
letales camiones de juguete. A medida que la tecnología avance, podrán adoptar
muchas formas. Y a medida que aumente su inteligencia, también aumentará su
autonomía.
De acuerdo con los vaticinios de sus constructores, los robots en batalla
podrán parecerse y moverse como humanos o colibríes, tractores o tanques,
cucarachas o saltamontes.
Con el desarrollo de la nanotecnología (ciencia de los artefactos muy
pequeños), pueden formar enjambres de "polvo inteligente".
El Pentágono pretende que los robots transporten armas y municiones,
recopilen información, inspeccionen edificios, o los destruyan.
Robots para estas misiones ya están siendo desarrollados, pero aún no entran
en servicio activo. Sin embargo, varios cientos de robots desentierran bombas en
Irak, exploran cuevas en Afganistán y sirven como vigías armados en depósitos de
armas.
En abril próximo, una versión armada de un robot para la desactivación de
bombas entrará en servicio en Irak, con capacidad para disparar mil balas por
minuto.
Aunque estará controlado por un soldado con una computadora portátil, este
robot será la primera máquina pensante de su clase que ocupe una posición de
infantería de vanguardia, lista para matar enemigos.
"El mundo real no es Hollywood. Actualmente tenemos los primeros pocos
robots que son realmente útiles para las fuerzas armadas", dijo Rodney
Brooks, director del Laboratorio de Ciencia Computacional e Inteligencia
Artificial del Instituto Tecnológico de Massachusetts y cofundador de iRobot
Corporation.
Pese a los obstáculos, el Congreso de Estados Unidos ordenó en 2000 que un
tercio de los vehículos terrestres y un tercio de las aeronaves de ataque a
larga distancia en las fuerzas armadas deben volverse robóticos dentro de una
década.
Si ha de cumplirse ese mandato, Estados Unidos gastará muchos miles de
millones de dólares en robots militares para 2010.
Mientras los primeros robots letales se dirigen a Irak, el papel del robot
como máquina para matar apenas se ha debatido. La historia militar sugiere que
todo salto tecnológico -el arco, el tanque, la bomba atómica- rebasa la doctrina
para controlarlo.
"Los abogados me dicen que no hay prohibiciones para que los robots tomen
decisiones de vida o muerte", dijo Johnson. "Me han preguntado qué
pasaría si un robot destruye un autobús escolar en vez de un tanque. No le
daremos esa decisión a un robot hasta que confiemos en que puede tomarla",
añadió.
Colin Angle, director ejecutivo y otro de los cofundadores de iRobot, una
compañía privada que él ayudó a crear en su casa hace 14 años, dijo que el
balance de costo, ética y lógica militar resultará en batallones de robots en
combate.
"El costo del soldado en el campo de batalla es tan alto, tanto en
efectivo como en sentido político, que los robots harán tareas enormemente
peligrosas" en el futuro cercano, afirmó.
Hace décadas. Isaac Asimov planteó tres reglas para los robots: No dañar a los
humanos; obedecer a los humanos a menos que ello viole la Regla I; defenderse a
menos que ello viole las Reglas 1 y 2.
Al preguntársele si las reglas de Asimov se aplican en los albores de la era
de los soldados robots, Angle dijo: "Estamos muy lejos de crear un robot que
sepa lo que eso significa".
Funcionarios del Pentágono y contratistas militares dicen que el ideal de la
guerra automatizada es el combate sin bajas. De no ser eso posible, su objetivo
es dar a los robots el mayor número posible de misiones difíciles o peligrosas
para preservar la vida de los soldados humanos.
Pero el principal factor pudiera ser económico. El Pentágono debe a sus
soldados 653 mil millones de dólares en beneficios de retiro, cifra que
actualmente no puede pagar. Los robots, a diferencia de los soldados viejos, no
pierden su utilidad.
El costo medio de por vida de un soldado es de unos cuatro millones de
dólares y va en aumento, de acuerdo con un estudio reciente del Pentágono. Los
soldados robot podrían costar una décima parte de eso o menos.
"Hoy en día tenemos al soldado de infantería. Le damos una serie de
instrucciones: si encuentras al enemigo, esto es lo que tienes que hacer. Es
autónomo, pero tiene que operar bajo ciertos controles. Es autonomía
supervisada", dijo Johnson.
Añadió que "para 2015, pensamos que (los robots) podrán realizar muchas
misiones de infantería. Las fuerzas armadas estadunidenses contarán con esa
clase de robots. No es una cuestión de si lo harán, sino de cuándo". |