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Laura Bush también hace cambios en la Casa Blanca: despide al chef por no compartir sus gustos
Si el presidente George W. Bush acaba de completar una profunda reestructuración en su gobierno para su segundo mandato, la primera dama, Laura Bush, no se queda atrás y también ha puesto patas arriba el ala este de la Casa Blanca. Cambios de personal, voluntarios y forzados, para dar un nuevo aire al segundo mandato de su esposo, también en lo social

 
 

Agencias - La primera dama, que en el primer mandato de Bush dejó una imagen de discreción y dulzura, ha dejado saber que los próximos cuatro años serán muy diferentes: habrá más fiestas, más acontecimientos sociales, más cenas de Estado.

Eso puede causar sorpresa si se recuerda que, en los primeros cuatro años de mandato, los Bush sólo han ofrecido cuatro cenas de Estado. En cambio, George Bush padre y su esposa, Barbara, ofrecieron cuatro en sus seis primeros meses en la Casa Blanca.

“Los Bush organizarán muchos más eventos sociales a partir de ahora, más que en el primer mandato”, afirmó el portavoz de Laura Bush, Gordon Johndroe, quien recordó que “los atentados del 11 de septiembre de 2001 cambiaron muchos planes, incluidos los calendarios sociales".

No falta quien recuerde que la primera dama ya no tiene que estar pendiente de más reelecciones y eso le da más libertad para “soltarse el pelo” que en el primer mandato, cuando los Bush se crearon una imagen de irse pronto a la cama y no tener muchas ganas de socializar.

Los cambios ya han empezado a notarse. Por San Valentín, la primera familia de EEUU ofreció una cena formal para sesenta invitados en el Salón Azul, definitivamente un cambio con respecto a la fiesta informal que celebraron con amigos de Texas en el área privada de la Casa Blanca el año pasado.

Pero una nueva actitud social conlleva cambios en el organigrama.

De la plantilla del ala este de la Casa Blanca ya han renunciado la jefa de gabinete, Andi Ball, y la secretaria social, Cathy Fenton. La primera quería regresar a Texas y la segunda, hacer uso de su vivienda en Nueva Jersey.

Fenton será reemplazada por Lea Berman, ex secretaria social del vicepresidente Dick Cheney y casada con Wayne Berman, uno de los principales recaudadores de fondos para la campaña presidencial de Bush. A Ball la sustituirá Anita McBride, quien llega del Departamento de Estado.

Del propio Johndroe se rumorea que podría abandonar su puesto en los próximos meses.

Pero “la bomba” ha sido la salida del “chef” de la Casa Blanca, Walter Scheib III, toda una institución después de once años al frente de los fogones de la primera vivienda estadounidense. Este se va, sin embargo, forzado por el cambio que Laura Bush quiere protagonizar también en ese terreno.

Los rumores se han desatado, tanto en los medios como en los “blogs” de internet, donde se recuerda que el “chef” californiano fue un “fichaje” de la ex primera dama Hillary Clinton, que le contrató para americanizar una cocina que hasta entonces había tenido un claro toque francófilo.

El “chef” no ha querido hacer declaraciones sobre las causas de su salida, pero en una entrevista concedida al periódico “The New York Times” a principios de este mes apuntó a diferencias de concepto entre su cocina y las ideas de la primera dama.

Hemos estado intentando encontrar una manera de satisfacer los requerimientos estilísticos de la primera dama y ha sido difícil. Básicamente, no he tenido éxito en mis intentos”, explicó Scheib.

El ala este se ha puesto rápidamente a buscar un sustituto que sea capaz de hacer tan bien un simple aperitivo como una cena de Estado para cien comensales.

Los requisitos, según apunta la que fuera secretaria social de Jacqueline Kennedy, Letitia Baldrige, deben ser no sólo un excelente conocimiento de la cocina de EEUU y del extranjero, sino también una personalidad capaz de soportar de buen grado la presión, que tenga don de gentes y que maneje bien las cuentas y los presupuestos.

Y es que el trabajo de chef en el número 1600 de la avenida Pensilvania requiere estar disponible 24 horas al día, siete días a la semana, para la familia presidencial y los cerca de 2.000 invitados que pasan por allí cada mes.

Para los interesados en el puesto, una recomendación: al presidente Bush le encantan los bocadillos de jalea y mantequilla de cacahuete.


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sábado, 24 mayo 2014

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