“Aunque acostumbra a posar desnuda con toda naturalidad, Kate Moss también sabe
vestirse espléndidamente”: con esas palabras la revista “Glamour” anunció esta
semana su decisión de elegir a la delgadísima modelo británica como la mujer más
elegante del mundo.
Pese a que alguna vez fue catalogada de histérica, anoréxica, exhibicionista y
hasta borracha, Moss continúa ocupando un lugar de privilegio en el corazón de
sus compatriotas: dos días después de que “Glamour” le otorgó la distinción, la
casa Christie’s subastó un retrato que dos años atrás le hizo el célebre pintor
Lucien Freud, uno de los más grandes artistas vivos.
El cuadro, en el cual la
maniquí aparece desnuda y embarazada fue vendido por la friolera suma de 7,4
millones de dólares (5.892.000 millones de euros) a un comprador anónimo que
pujó por teléfono. Sin embargo y a pesar de todas las expectativas que levanto
la subasta de la obra otro cuadror del mismo pintor le robo el protagonismo de
la noche. 'Red Haired Man on a Chair' ('Hombre pelirrojo en una silla',
1962-1963) fue adquirido por otro comprador anónimo por 6.228.000 millones de
euros.
El 'Hombre pelirrojo en una silla' sorprendió a las más de doscientas personas
que abarrotaban la sala y se vendió, tras una vertiginoso tiro y afloja entre
varios postores.
La
hstoria de 'Naked Portrait 2002' ('Retrato desnudo 2002'), es la
siguiente. En un artículo publicado por la revista londinense 'Dazed
and Confused', Moss revelaba que uno de sus sueños incumplidos era
posar para Freud, de 82 años y nieto del padre del psicoanálisis, Sigmund
Freud (1856-1939).
Tras leer estas declaraciones el pintor le propuso a la modelo ser la
protagonista de uno de sus cuadros. El pintor necesita normalmente
entre seis meses y un año de largas sesiones de pose para crear sus
retratos, aunque la belleza británica ya dijo en su momento que no le
inquietaba el tiempo que pudiera tardar el autor.
El retrato se produjo cuando Moss tenia treinta y un años y estaba
embarazada de su hija, Lila Grace, que ahora tiene dos años y es fruto de
su relación con el periodista Jefferson Hack. En esta obra se contempla a
la bella y modelo británica a tamaño casi natural y reclinada en una cama.
Moss es, posiblemente, después de la reina Isabel II de Inglaterra, la
figura más conocida que ha pintado Freud, quien suele preferir a personas
anónimas que no estén "endurecidas" por años haciendo de maniquí.
El artista, que dijo una vez estar sólo interesado en sus modelos "como
animales", se negó a retratar a la princesa Diana de Gales porque su
"brillo de glamour" y su imagen le resultaban "tan fuertes" que
no podía "captar a una verdadera persona". |
|