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Redacción - El slamming es ya un problema preocupante. Hace pocos días,
la Audiencia de Barcelona condenaba a Auna por
competencia desleal al haber captado al captado clientes de
Telefónica "sin contar con el previo consentimiento del cliente", tal como
afirma la sentencia.Este, sin embargo, no es un caso único, ni Auna la
única operadora que utiliza este método para aumentar el número de clientes.
Denuncias presentadas por las principales organizaciones de consumidores en
toda España nos demuestran que es una practica generalizada y por lo que parece
rentable, ya que, por el momento, ninguna de las operadoras parece estar
dispuesta a cambiar su modo de actuación.
El método para captar clientes fraudulentamente es muy sencillo. Pequeñas
empresas actúan como distribuidoras de las operadoras a cambio de una comisión
por cada nuevo cliente conseguido. La operadora pone el marketing y la
publicidad y el distribuidor el equipo comercial para captar clientes. Hasta
aquí todo es "legal".
Sin embargo, algunas operadoras no comprueban si su distribuidor actúa
éticamente y este se encuentra con las manos libres para captar de la manera que
sea el mayor número de clientes.
Empieza así el juego en el que el consumidor es la victima al que el asesor
buscará extraerle los datos que le permitan tramitar un cambio de operadora sin
que este sea consciente de ello.
¿Como operan?
Contratados por las distribuidores y tras un breve cursillo donde son
adiestrados en el arte de la venta por el metodo de la llamada "puerta fria",
los nuevos comerciales son lanzados a la calle. Las primeras visitas las
realizan acompañados por un vendedor más veterano o el jefe de equipo. No
cobrarán comisiones por las nuevas altas que así se consigan. Tras este periodo
serán lanzados a la calle con la obligación de visitar diariamente un buen
número de domicilios.
Ya están listos para enfrentarse a todo tipo de vecinos y detectar aquel
incauto o incauta (según nos cuentan es preferible que sea mujer y de mediana
edad para arriba) que totalmente desprevenido les abrirá la puerta y confiará en
sus palabras.
La presentación siempre es la misma. Y dependiendo de la reacción de su
interlocutor inician rápidamente el método aprendido en el cursillo y en las
visitas que ya ha realizado con su compañero veterano.
"Hola, Buenos días (o tardes), venimos a comprobar si a Ud. ya le están
aplicando los descuentos en las llamadas telefónicas"
Sin apenas dejar hablar al vecino le enseñan una factura de Telefónica y le
piden, que por favor, les muestre la suya.
"Necesitamos el original para poder comprobar que a Ud. le están aplicando
los descuentos, sabe"..."Comprenda, a veces no se aplican correctamente y
entonces nosotros reportamos la anomalía para que en la próxima factura ya
vengan incluidos".
"El truco es generar confianza en la vecina, que sienta que quien esta al
otro lado de la puerta viene a ayudarla", nos dice un joven que lleva ya
tiempo dedicándose a visitar cada día centenares de domicilios para
"asesorarles sobre las tarifas telefónicas".
Siempre puede suceder que el vecino o la vecina hagan la pregunta temida,
"¿Son de Telefónica?". La norma siempre es la misma: evadir la respuesta y
por supuesto nunca identificarse ni enseñar algún documento acreditativo
(tarjeta comercial) que les pueda identificar con alguna operadora competidora.
Los más atrevidos (que también los hay) llevan una tarjeta prendida en la
chaqueta con la foto del comercial y un logotipo parecido al de Telefónica o de
alguna de sus compañías. Son, sin embargo, los menos.
Si el vecino insiste, a regañadientes se le contestara, "que no, que no
pertenecen a Telefónica y que son asesores independientes", aunque en voz
baja e insistiendo de nuevo en la necesidad de que les facilite la factura
original. "Nunca hay que decir para que operadora se trabaja ni mucho menos
identificar a la empresa que nos contrata", esta es una de las principales
reglas que que todo comercial debe tener presente.
"No hay prisa, no se preocupe, tenemos tiempo, estamos para ayudarle", es
otra de las respuestas preparadas para cuando el vecino dice no saber donde la
ha dejado y que la tiene que buscar.
"El truco es que la visita dure muy poco tiempo", nos vuelve a explicar
el joven, "cinco minutos a lo máximo" y ¿si sale un vecino respondón
haciendo preguntas y más preguntas?, "te despides cortésmente y te vas, no
vale la pena perder el tiempo con él", nos dice.
Si todo va sobre ruedas, el vecino o la vecina, les hará entrega de la factura.”
Oh, señora, veo que no le aplican los descuentos, si me permite me llevo la
factura para procesar la incidencia". "Se puede ahorrar hasta un 25% (o lo que
sea) en la próxima factura, ya vera cuando le llegue, que alegría va a tener".
El vecino sin enterarse acaba de cambiar de operadora. En la factura figuran
todos los datos necesarios para tramitar el cambio de línea y por si fuera poco
el numero de la cuenta corriente donde cargar los recibos. En un par de meses
recibirá en su casa una factura de una nueva compañía telefónica y por supuesto
si tiene una avería o algún problema en la línea, Telefónica no la querrá
atender. Ya no es su cliente.
Durante un mes Noticiasdot.com ha venido controlando la actividad de
distintos agentes que juegan al engaño descaradamente. De las más de
veinte visitas registradas, solamente en una ocasión conseguimos averiguar
para qué operadora trabajaba el "asesor". En las otras, cuando nos pusimos
pesados, se despidió rápidamente e inició la marcha escaleras abajo.
Todo lo contrario pasaba cuando nos mostrábamos solícitos a sus
peticiones. Sonrisas, guiños... hasta que al final descubríamos las
cartas.
Lamentablemente el engaño parece ser la norma de esta actividad y por
desgracia, como nos reveló más de un asesor, un buen número de personas
mayores (cuya economía es delicada) caen sin mayores problemas en la
trampa de ceder los datos con la confianza de que su factura será más
barata en la próxima ocasión.
No negaremos que así pueda ser en un buen número de casos y que también es
posible que el usuario se vea beneficiado con mejores precios en sus
llamadas. Aunque estas ventajas no deben ser nunca excusa para que el
consumidor sea engañado y se tomen decisiones sin su consentimiento. |
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