"La Internacional" ha sido desde su primera interpretación en 1888 el
himno estandarte del movimiento obrero internacional surgido en Europa
durante el siglo XIX
El
autor de la letra original en francés fue Eugène Pottier, nacido
en Paris en 1816.
Tomó parte en la revolución de Paris de 1848, junto a los
artesanos y trabajadores que se enfrentaron a los monárquicos. En 1867
fundó la Cámara Sindical de Talleres de Dibujantes (de tejidos) y se
afilió a la Asociación Internacional de Trabajadores o Primera
Internacional.
En la Comuna de París, tomó parte activa en tanto que miembro del
Comité Republicano de 20 barrios (arrondissements) parisinos y fue
elegido representante en una de ellas. La represión plasmada en la
"Semana Sangrante" (22-28 de mayo de 1871), le obligó a esconderse y
exiliarse de Francia. Aquellas jornadas le inspiraron para escribir,
semanas después, el poema que hoy es himno del movimiento obrero
internacional: "La Internacional".
Tras regresar a París , colaboró estrechamente con Paul Lafargue
(yerno de Marx) en el periódico "El Socialista", y en la creación del
Partido Obrero Francés.
Entre sus poemas destacan El Terror Blanco (1871), El Muro de los
Federados (1873) y El Rebelde (1884). Su entierro se convirtió en una
auténtica manifestación popular. Miles de trabajadores acompañaron su
cadáver hasta el cementerio del Père Lachaisse, donde se encuentra su
tumba.
El poema "La internacional" fue escrito en 1871 y publicado por
primera vez en 1884 en una selección que llevó por titulo "Quel est le
Fou?" (¿Quién es el loco?). Unos años más tarde aparecería la versión
definitiva en una recopilación bajo el titulo de "Cantos revolucionarios"
que contaba con un prologo de Henri Rochefort. Esta obra vió la luz el
mismo año en que murió Pottier.
La música
El
canto de La Internacional fue interpretado por primera vez el 8 de julio
de 1888. El autor de la partitura fue Pierre Chrétien Degeyter, un
miembro de la coral La Lyre des Travailleurs (la lira de los
trabajadores) y montador en los talleres de Lives-Lille.
Con fama de "compositor" recibe el encargo de musicar los poemas
contenidos en los "Cantos Revolucionarios" y se ve seducido por la fuerza
del poema de la Internacional. Con un harmonio realiza la primera
partitura que es interpretada por primera vez en público a fines de julio
de 1888 en una fiesta organizada por Cámara Sindical de los Vendedores
de Periódicos.
Rápidamente el himno se extiende a otras sociedades corales de
trabajadores, compitiendo con "la Marsellesa" y se erige en el estandarte
de los incipientes partidos socialistas y sindicatos anarquistas.
Es en el XIV Congreso Nacional del Partido Obrero Francés, celebrado
el 20 de julio de 1896, donde La Internacional inicia su expansión
posteriormente es adoptado como oficial por la II Internacional
1910. Desde entonces ha sido el himno oficial de todos los partidos y
movimientos que se reclaman de la tradición socialista y anarquista.
Desde su primera interpretación en público han sido miles y miles las
publicaciones que han incluido la partitura de la Internacional, todas
ellas sin pagar el canon que exige la Sociedad Francesa de gestión de
derechos de autor.
La primera conocida fue publicada por el editor francés J. B.
Clément a fines del siglo XII.
En 1894, el secretario de la alcaldía, Armand Goselin, antiguo maestro
de escuela, publicó una edición popular de La Internacional; a
consecuencia de esa edición fue perseguido y acusado de provocación al
asesinato a causa del texto de la quinta estrofa siendo condenado a un
año de prisión y cien francos de multa.
Existen sobradas dudas sobre la propiedad que pueda ejercer le Chants
du Monde sobre este himno y si aquellos que la silban o la entonan deben
pagar derechos de autor. Solo hace falta leer la letra de este canto para
comprender lo "irreal" de esa reclamación y como las Sociedades de
gestión de derechos de autor han venido pervirtiendo durante los últimos
años su papel en la sociedad llegando a intentar cobrar por la emisión o
reproducción por obras cuya propiedad corresponden a la humanidad en su
conjunto y no a unas editoras musicales privadas. |