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Angel Cortés - Para entender todo este desbarajuste es necesario situar
las distintas opciones que se han venido manifestando sobre estos temas y los
apoyos parlamentarios con los que cuentan.
Antes de la votación de este miércoles se habían perfilado tres grandes grupos
en torno a la directiva presentada por la Comisión Europea.
1. La industria agrupada en torno a la CompTia, UNICE y las multinacionales
del sector. Estos pedían el apoyo integro a la directiva tal como estaba
redactada. Eran contrarios a la introducción de enmiendas que modificasen el
espíritu de esta directiva por lo que preferían retirar el proyecto que se
aprobase con limitaciones. Esta opción contaba con el apoyo del PPE
2. Grupos de defensa del software libre y organizaciones de consumidores.
Estos habían mantenido un rechazo total a la directiva y defendían el voto
negativo por parte de los parlamentarios. Su apoyo parlamentario era reducido y
limitado a la izquierda Unitaria, sectores de Verdes y parte de los Liberales.
3. Grupo socialista. Este grupo había recogido en 21 enmiendas la opinión
de algunos grupos opositores, entre ellos organizaciones de consumidores y
asociaciones empresariales. Estas enmiendas determinan aquello qué es realmente
patentable y dejan claro que los programas de ordenador por sí mismos no pueden
acogerse a esta directiva. Especifican que solamente será patentable una
innovación que significase una contribución técnica.
¿Que es lo que realmente sucedió?
La tormentosa reunión del Comité Jurídico del Parlamento Europeo en el pasado
mes de junio mostró la división entre los parlamentarios europeos sobre esta
directiva. A duras penas el PPE pudo mantener la disciplina de voto para
contener las enmiendas presentadas y todo indicaba que finalmente estas saldrían
apoyadas por el pleno del Parlamento.
El exprimer ministro francés Michel Rocard había conseguido consensuar un amplia
apoyo político a las denominadas 21 enmiendas con Buzek (ex-primer ministro
polaco) y Roithova (PPE checo). El Grupo socialistas (PSE) y sectores de los
grupos liberales y del PPE (salvo el PP Español) habían ya dado su apoyo a estas
enmiendas y el temor era que en las últimas horas previas a la discusión estas
consiguiesen aumentar ese apoyo por las presiones de grupos de consumidores.
En esa línea ya se había manifestado un importante sector de la comunidad de
software libre (el más ligado a la industria y a la investigación) que pedían el
apoyo explicito a estas enmiendas.
El pleno del martes
Si confusa fue la reunión del Comité jurídico de junio la del pleno del martes,
cuando se inició la discusión en el Parlamento, no se quedo en menos.
Presionados por dos comunicados de los grandes de la industria europea de las
TIC un buen número de diputados del PPE mostraron su desacuerdo hacía el cambio
de orientación a la que se encaminaba la directiva. De convertirse en un marco
para patentar software pasaba a ser una directiva que impedía precisamente
aquello que había generado su elaboración y la discusión parlamentaria.
Este cambio de rumbo motivo el anuncio, a última hora de la noche, de votar en
contra de la directiva.
El miércoles
La decisión del PPE de votar en contra altero totalmente el orden del día. En su
defensa este partido manifestó que el texto no garantiza la seguridad jurídica
suficiente ni para los propietarios de patentes ni para los nuevos inventores.
Con la retirada del apoyo, el PPE consiguió que no se votaran las 21 enmiendas y
se limitase la posibilidad de patentar software.
La decisión del PPE contó con el apoyo explicito de la patronal europea de la
industria TIC, UNICE, ya que según esta la aprobación de algunas enmiendas
hubiera significado "un debate imprevisible sobre conceptos básicos y
definiciones, de muchos años, sobre la protección de la propiedad industrial,
que habrían dañado las compañías innovadoras en Europa, tanto pequeñas, medianas
como grandes".
Como queda ahora
La Comisión Europea no presentará, por el momento, ninguna otra directiva sobre
este tema y por lo tanto posibilitará que tal como ya pasa ahora en algunos
países europeos se puedan patentar software. La intención de establecer "orden y
disciplina" en este terreno, base sobre la que se apoyaba la directiva, no
evitará de esa manera que cada país pueda legislar o adaptar posiciones que
puedan ser contradictorias con otras del mismo marco económico.
¿Quien ha ganado?
Claramente los defensores del sistemas de patentabilidad del software. La
aprobación de la directiva con las enmiendas previstas hubiera significado una
limitación y de obligado cumplimiento en todos los países de la Unión Europea.
Los sectores que hasta ahora han liderado la oposición más radical a esta
directiva , como aquellos relacionados con el software libre, quedaron fuera de
juego con el avance que iba adquiriendo las 21 enmiendas y finalmente se
alinearon con aquellos a los que teóricamente querían combatir con su oposición,
los grandes del sector. Son mediaticamente los grandes perdedores al no haber
entendido que más vale una mala ley que límite la fuerza de los grupos más
poderosos que la inexistencia de normas a las que acogerse
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