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Agencias - Así lo afirmó el profesor Ian Robertson, del Trinity
College de Dublín, en un acto organizado en el marco del Festival de la
Ciencia de Gran Bretaña, que se celebra en la capital irlandesa.
"El cerebro es un órgano plástico, al que se da forma según lo que hagamos.
Las personas vivimos hoy más años, pero la mayor amenaza para la población que
envejece afecta a las funciones cerebrales", explica Robertson, citado hoy por
el diario "The Times".
Personas de más de sesenta años participaron en un programa de cuatro meses
de ejercicios aeróbicos, que ayudaron a los pulmones a respirar más
profundamente y al corazón a latir con más fuerza.
Los beneficios de esos ejercicios se hicieron sentir de modo especial en los
lóbulos frontales del cerebro, que son los que participan en la organización, la
toma de decisiones, la atención y la memoria.
Ese tipo de ejercicios físicos genera una substancia química que estimula el
crecimiento de nuevas células y conexiones cerebrales, incrementando el nivel de
serotonina, que controla el estado de ánimo, a la vez que estimula los vasos
sanguíneos que alimentan el cerebro.
"Para las personas de más de cincuenta años, el ejercicio es una especie de
droga milagrosa que fomenta la actividad cerebral, refuerza la memoria y aplaza
la pérdida de agilidad mental", explicó el científico irlandés.
También es importante una buena dieta: los alimentos ricos en grasas
saturadas aceleran el proceso de degradación mental mientras que el estrés puede
también tener graves consecuencias si es prolongado.
"Una de las razones por las que nos falla la memoria es porque cuando
alcanzamos cierta edad no atacamos las informaciones con el mismo vigor que
cuando éramos jóvenes", señaló el profesor Robertson.
Ese fenómeno se ha observado en una serie de experimentos llevados a cabo con
personas de distintos grupos de edad.
Cuando se dio a los jóvenes una lista de palabras para memorizar, sus
cerebros mostraron una fuerte actividad en la parte izquierda del lóbulo
frontal, así como en el centro principal de la memoria, que está en el
hipocampo.
Por el contrario, cuando se encomendó la misma tarea a personas de más de
setenta años, no se detectó la misma actividad en esa zona del cerebro, razón
por la cual no podían luego recordar las palabras como los jóvenes.
Según Fergus Craik, de la Universidad de Toronto, los mayores pueden, sin
embargo, activar los lóbulos frontales mediante ejercicios sistemáticos
destinados a aumentar la capacidad de procesamiento mental de la memoria. |