Angel Cortés - Si el pasado viernes, los directivos de la sede central de HP en
los EEUU debieron asombrarse al ver que sus empleados franceses salían a la
calle y paralizaban sus plantas ayer la luz roja de alarma debía sentirse por
toda la planta. El Gobierno francés de Chirac decidió acudir a la Comisión
Europea para que esta recurra los despidos de 6000 trabajadores en el viejo
continente, 1240 de los cuales se producirán en Francia.
La decisión fue tomada en una sesión especial del Consejo de Ministros
dedicada a la promoción y al fomento del empleo y responde a la presión que el
Gobierno ha recibido de políticos locales de todos los colores y los sindicatos.
El jefe del Estado instó también al Ejecutivo a que vigile que HP respete todas
las disposiciones francesas sobre derecho laboral.
Proporcionalmente, Francia es el país europeo más afectado por la fuerte
reducción de personal decidida por HP, pues desaparecerá más del 25 por ciento
de los 4.800 puestos de trabajo que el grupo informático tiene en Francia.
El ministro delegado francés de Empleo, Gérard Larcher, lamentó recientemente el
"carácter brutal y no preparado" del anuncio de HP.
La dura posición del Gobierno francés, auspiciada por los sindicatos y
partidos políticos, se debe a la inexistencia de causas económicas que obliguen
a la reestructuración lanzada por HP.
Los sindicatos y partidos denuncian que esta responde más a unas exigencias
de los analistas que a unas perdidas de las plantas afectadas y que forman parte
del plan que llevo al actual presidente a la cabeza del grupo informático.
En su larga trayectoria al frente de medianas empresas informáticas, el
actual presidente de HP se ha destacado por implantar reestructuraciones en la
plantilla como método para la reducción del gasto. Este argumento es una de las
bases de las criticas de los sindicatos y políticos franceses, entender a los
trabajadores como un gasto y no como una fuerza productiva implicada en la
marcha de la empresa. |