Evolución de los virus informáticos: como
se difundían los primeros virus (II)
En esta segunda entrega, relativa a la evolución de los virus,
vamos a referirnos a qué medios utilizaban principalmente los códigos maliciosos
para difundirse antes de la utilización masiva de Internet y del correo
electrónico, y a cuáles eran los principales objetivos que tenían en mente sus
autores al crearlos.
Hasta que la Red de Redes y los e-mails se convirtieron en una realidad
cotidiana para los usuarios de todo el mundo, los virus se extendían,
fundamentalmente, al compartir disquetes, discos removibles, CD-ROM, etc., que
contenían ficheros ya infectados o disponían de un sector de arranque
ejecutable, en el que estaba grabado el código de un virus.
Cuando un virus entraba en un sistema podía quedar residente en memoria,
infectando otros archivos a medida que se abrían, o bien comenzaba a
reproducirse inmediatamente, infectando de esta manera otros archivos del
sistema. La activación del código maligno del virus también podía realizarse
cuando se produjese un suceso determinado (como, por ejemplo, cuando el sistema
alcanzaba una fecha concreta). En este caso, el creador de virus calculaba el
tiempo necesario para que se difundiese y lo fijaba teniendo en cuenta una fecha
que le evocase algo, o simplemente le gustase. De esa manera, el virus tendría
un “tiempo de latencia” en el que no afectaba a los equipos, simplemente se
reproducía en todos los ordenadores posibles, esperando la fecha clave. Gracias
a ese tiempo, el creador del virus conseguía que su “obra” se extendiese a
muchos ordenadores.
Un claro ejemplo de virus con efectos destructivos de acción retardada es CIH,
cuya versión más peligrosa se activa el 26 de abril, día que intentaba
sobrescribir la flash-BIOS de los ordenadores, memoria donde se almacenan
programas básicos para la gestión de los dispositivos del PC. Este virus, que
apareció en junio de 1998, tuvo un gran impacto durante más de dos años y, aún
hoy en día, sigue infectando equipos.
Debido a los medios que utilizaban para propagarse, los virus se difundían muy
despacio, máxime si tenemos en cuenta la velocidad de propagación que alcanzan
los ejemplares actuales. Así, por ejemplo, a finales de los 80, el virus Viernes
13 necesitó mucho tiempo para propagarse e, incluso, estuvo infectando
ordenadores durante varios años. Por el contrario, en enero de 2003, y según los
expertos, SQLSlammer empleó tan sólo 10 minutos en causar un problema global en
Internet.
Protagonismo versus invisibilidad
Mayoritariamente, en el pasado, la activación del código malicioso conllevaba la
aparición en pantalla de determinados mensajes o imágenes, o la generación de
determinados sonidos que llamaban la atención del usuario. Un claro ejemplo es
el virus Ping Pong, que mostraba la imagen de una pelota que botaba de un
extremo a otro de la pantalla. En este caso, como en muchos otros, el creador
del virus tenía como principal objetivo conseguir el mayor protagonismo a partir
de llamativos o espectaculares diseños. Paradójicamente, en el presente, la
motivación de los autores de virus es la opuesta, es decir: conseguir que sus
creaciones pasen desapercibidas en los sistemas de los usuarios, haciéndolas
casi “invisibles”.