Grooming: chantajear a adolescentes utilizando las redes sociales

Un caso destapado en España pone de relieve el pernicioso uso que algunos dan a las redes sociales: un joven de 24 años chantajeaba a menores de edad creando personajes en Facebook, con los cuales intimaba con sus víctimas para sustraerles información que le fuera de utilidad.

Guillem Alsina ([email protected]) – Si no hace mucho hablábamos del sexting, una nueva práctica sexual que hace furor entre la juventud estadounidense y británica, y que también ya empezamos a ver en estas latitudes, y de sus peligros inherentes, esta vez nos preocupamos por lo que se ha dado en conocer como Grooming, la práctica de la extorsión y chantaje que se realiza a jóvenes a través de la misma Red de redes con varias finalidades, entre las cuales puede encontrarse la de obtener dinero o favores sexuales, y que puede utilizar el sexting como medio para conseguirlo.

Según informa el rotativo El País, la policía española detuvo hace algunos días a un joven de Chipiona -población al sur del país- que chantajeaba a unos 250 menores a través de Internet, a los cuales había conocido a través de la red social Facebook. El detenido, de 24 años de edad, había creado hasta 12 personalidades con sus correspondientes perfiles, con las cuales embaucaba a sus víctimas.

Modus operandi

Los practicantes del Grooming contactan con sus posibles víctimas en chats y redes sociales como Facebook, Twitter, Hi5 u otras que estén de moda y tengan un gran número de usuarios. Buscan preferiblemente jóvenes, personas a las que se supone menos expertas, más confiadas y, por lo tanto, vulnerables.

Toman un primer contacto simulando compartir intereses. Así, por ejemplo, si una chica joven es muy aficionada a jugar a videojuegos, probablemente buscarán información sobre esta materia y se harán pasar por alguien también aficionado.

A partir de aquí, se presentarán como personas dóciles, cariñosas, comprensivas y altamente sociables, dispuestas a compartir los problemas que uno pueda tener y a ayudar en la búsqueda de soluciones. En todo este proceso, el groomer consigue información que le será de mucha utilidad en sus futuros propósitos de extorsión, lo que podríamos considerar como los “trapos sucios” por los que alguien se dejaría chantajear para que no salieran a la luz.

En este proceso, en el cual el groomer demuestra tener grandes dotes de empatía con la víctima, es probable que simule una atracción de tipo erótico-sentimental con el fin de que su objetivo le proporcione más material para chantajearla. Este será en su mayoría fotografías de desnudo o vídeos rodados con webcam, más o menos explícitos pero siempre con los que poder amenazar a su víctima con hacerlos públicos. La vergüenza a que esto pase es en la mayoría de las veces el motor que facilita los casos de grooming.

A partir de un momento determinado, el groomer destapa su verdadera personalidad agresiva, exigiendo una serie de cosas a su víctima a cambio de no revelar la información que dispone de ella, o publicar las imágenes/vídeos en la Red.

Las peticiones pueden variar desde pequeñas cantidades económicas hasta más imágenes/vídeos de contenido sexual, en una espiral que arrastra cada vez más a la víctima hacia las redes del chantajista. La petición de, por ejemplo, imágenes de desnudo cada vez más explícitas, facilita al groomer que en el futuro pueda ser más exigente aún con su víctima.

Medidas de protección

Para evitar ser víctimas de estos sujetos no nos valdrán sofisticados antivirus ni software de protección; solamente el sentido común y un alto grado de desconfianza hacia los desconocidos que nos abordan por Internet nos podrá ser útil.

En primer lugar, debemos controlar la información que publicamos sobre nosotros en la Red, así como la que publican otras personas como nuestros amigos. Por ejemplo, si en Facebook publicamos nuestra lista de aficiones, es posible que esta información pueda ser utilizada por un agresor para realizar un primer acercamiento, documentándose sobre dicha afición para afirmar compartirla. Una vez ganada nuestra confianza, la empatía demostrada por estos sujetos hará el resto.

En este tipo de redes sociales no debemos agregar a cualquier persona solamente porque así nos lo pida. Debemos ser selectivos y solamente agregar a aquellas personas que conocemos directamente o por referencias válidas de nuestros conocidos de confianza.

Igualmente, debemos ser cuidadosos con las demandas que nos llegan por correo electrónico de, por ejemplo, alguien que afirma conocer a un amigo nuestro. Incluso con nuestros amigos debemos tener cuidado; sería posible que hubieran sido víctimas de un caso de suplantación de identidad y, por lo tanto, quien nos estuviera solicitando determinadas informaciones no fuera quien realmente creemos.

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