Sony se vuelca al desarrollo de cámaras para móviles.

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La compañía fabrica sensores para Apple, Xiaomi y sus propios smartphones. Invertirá cerca de 893 millones de dólares para aumentar su producción.

Sony invertirá 105.000 millones de yenes (cerca de 893 millones de dólares) en incrementar su producción de sensores de imagen utilizados en teléfonos inteligentes, con el objetivo de consolidar su liderazgo en el mercado global de esta tecnología.

El gigante de la electrónica gastará esta cantidad para aumentar la capacidad de producción de sensores de imagen de semiconductores de metal (CMOS) hasta las 80.000 placas al mes para finales de julio de 2016, un incremento de cerca del 30% con respecto a los niveles actuales.

Dado que los sensores se fabrican en Japón y posteriormente se exportan, la actual debilidad del yen mejora la competitividad y aumenta los ingresos para las operaciones de Sony con estos semiconductores, según destacó hoy el diario japonés Nikkei.

Los sensores de imagen CMOS se utilizan en los teléfonos inteligentes de la compañía, en los dispositivos de Apple y en los de empresas emergentes como la china Xiaomi.

Con este plan, Sony planea aumentar el suministro a sus clientes clave, con la vista puesta en la diversificación del uso de los sensores en una amplia gama de productos, como dispositivos portátiles, equipos médicos y de automóviles.

Para hacer frente a este aumento, la compañía potenciará la inversión en equipos en sus plantas de las prefecturas de Nagasaki, Kumamoto y Yamagata.

La nipona trata de dar la vuelta a los malos resultados de sus operaciones de electrónica aumentando la producción de componentes para smartphones. Se prevé que su negocio de telefonía móvil registre una pérdida operativa de 200.000 millones de yenes (1.706 millones de dólares) para el actual curso fiscal, que en Japón termina el 31 de marzo, y recorte la plantilla de esta división en 2.000 trabajadores.

No obstante, su negocio de dispositivos ha funcionado bien, y esperan que las ventas aumenten hasta un 69%, con respecto a las proyecciones del año en curso, hasta alcanzar los 1,5 billones de yenes (12.810 millones de dólares) para el ejercicio que concluye en marzo de 2018.