Playboy
Aún a pesar
de las serias dificultades que ha encontrado Playboy para
desarrollar su negocio en una red repleta de contenidos
adultos gratuitos, la compañía ha llegado a acumular 114.000
suscriptores que abonan mensualmente tarifas de entre 10 a 69$
mensuales.
1400
millones de ingresos por contenidos de pago en el 2001
Según datos
revelados por Jupiter mediametrix, los ingresos obtenidos por
la industria por suscripciones o abonos para el acceso a
contenidos durante el pasado año fueron de 1400 millones de
dólares. Destacan los 273 millones que ingresaron los sitios
de contenido adulto muy por encima de otros segmentos
INGRESOS POR
PAGO DE CONTENIDOS
PREVISIONES 2006
Entretenimiento Audio/Video
|
600$
|
Contenido
Adulto
|
400$
|
Información
financiera-negocios
|
350$
|
Información
deportiva
|
95$
|
Contenido
para niños
|
95$
|
Ayuda y
servicios de compra online
|
85$
|
Total ingresos previstos |
2300$ |
Fuente Jupiter Media metrix
(datos en millones de
dólares) |

Ángel Cortés
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Según un estudio del Consejo Nacional de Investigación de EEUU,
sólo en Estados Unidos, hay más de 100.000 sitios de internet
con «contenido adulto» y acceso de pago, y que en todo el
mundo hay más de 400.000 sitios similares
Asimismo, este informe también señala que «nadie conoce con
certeza el volumen de la industria del entretenimiento para
adultos».
Según Irwin Soonachan, corresponsal de
HostingTech.com, un sitio de internet que se especializa
en los medios cibernéticos, «algunos cálculos ponen las
ventas anuales de la industria pornográfica en 4.000 millones
de dólares, y otras en 14.000 millones», sólo en este
país.
Private Media Group, Inc., una firma que cotiza sus
acciones en el mercado Nasdaq y asesora a los empresarios de
la pornografía, considera que el mercado mundial del
entretenimiento para adultos supera los 56.000 millones de
dólares anuales.
Cada día, cada hora, en Estados Unidos hay casi 100 millones
de personas conectadas a internet, y según un estudio
divulgado en abril por Forrester Group -otra firma
especializada en los negocios de internet-, al menos el 19 por
ciento de los usuarios norteamericanos «visita» habitualmente
las áreas de «contenido adulto».
Las estadísticas de la industria con las que trabajó el
Consejo Nacional de Investigación señalan que, en todo el
mundo, unos 70 millones de individuos visitan cada semana por
lo menos un sitio pornográfico.
El número de suscriptores que pagan por su visita está cercano
a los 10 millones. Y no se trata solamente de hombres
solitarios: el estudio de Forrester constató que las mujeres
suman casi el 25 por ciento de los «turistas» en áreas de
pornografía; las personas casadas suponen el 46 por ciento, y
las que tienen hijos, el 33 por ciento.
La pornografía, entendida como la representación gráfica de
actos sexuales o la exhibición corporal con intención erótica,
ha existido siempre, pero el crecimiento exponencial de la
demanda en internet ha creado un fenómeno nuevo: la explosión
de la oferta.
Ya no se trata de un grupo ínfimo de mujeres, en la frontera
de la profesión de modelo, el «strip-tease» y la prostitución,
y un contingente aún más reducido de participantes en
películas pornográficas. El mercado «adulto» consume,
literalmente, millones de imágenes cada semana. Uno solo de
los sitios gratuitos (www.pichunter.com) contiene 63
categorías de fotografías, de las cuales sólo unas pocas
exhiben hombres.
Algunas de esa páginas ofrecen hasta un millar de mujeres
diferentes, de una edad que roza el límite legal -18 años en
EEUU-, hasta, literalmente, ancianas. Y las listas se renuevan
día a día, en este y en casi todos los otros sitios. La simple
regla de la oferta y la demanda determina que el número
creciente de mujeres dispuestas a dejarse fotografiar en poses
sugerentes u obscenas, o en actos sexuales, baja las tarifas
que se les pagan.
Wendy McElroy, en su libro «XXX - A Woman´s Right to
Pornography» («XXX Derecho de la mujer a la Pornografía»)
sostiene que «la pornografía beneficia a las mujeres». «No
se trata de que toda mujer deba leer o mirar pornografía»,
afirma, sino «de que toda mujer decida por sí misma». Para
McElroy, tanto el consumo de pornografía, como la
participación de la mujer en la producción de la misma
-siempre que esté libre de coerción y explotación- son
reconocimientos de la sexualidad femenina, y sólo escandalizan
a quienes, hombres o mujeres, se aferran al concepto de ésta
como un cuerpo sin sensualidad.
sábado mayo 24, 2014 |