Millones de feligreses de las iglesias
Católica Romana, Ortodoxa Griega o Bautista, entre otras,
efectúan sus contribuciones mediante internet y las cargan en
sus tarjetas de crédito.
Cada vez más iglesias de Estados Unidos
pasan el "cepillo electrónico", recolectando limosnas por
internet, lo cual ha abierto un debate entre los que creen que
hay que sumarse a los nuevos tiempos y los más tradicionales.
Millones de feligreses de congregaciones de las iglesias
Católica Romana, Ortodoxa Griega o Bautista, entre otras, ya
no esperan a que se pase el cepillo en los oficios religiosos
para realizar sus contribuciones: las efectúan mediante
internet y las cargan en sus tarjetas de crédito.
Para los creyentes e iglesias que se han subido al "carro
cibernético", el sistema es ventajoso porque tramita las
contribuciones mientras los feligreses están de vacaciones,
manejan sus cuentas en el ordenador o ganan millas en las
aerolíneas porque usan la tarjeta de crédito.
Muchas iglesias lo consideran positivo porque permite contar
con un flujo constante de donaciones y evita los altibajos que
traen consigo las vacaciones de verano (cuando los fieles
tienden a saltarse las misas) y otras épocas "bajas" en lo que
a limosnas se refiere.
"De esta manera, se lo ponemos más fácil a la gente", dijo Tim
Dockery, de la archidiócesis Católica de Chicago, la segunda
mayor de esa iglesia en Estados Unidos, con 2,4 millones de
católicos, y una de las últimas en adoptar este sistema a
través de la compañía ParishPay.
Esta empresa -cuyo nombre significa en inglés "parroquianos
pagan"- se ha convertido en pionera en depósitos directos para
las iglesias de EE.UU., y permite hacer operaciones a través
de su página web cargando el uno por ciento de comisión más un
dólar por cada donante.
El sistema ParishPay también se usa para recoger fondos para
causas especiales, y para donaciones anónimas.
El mecanismo es similar al que se utiliza para pagar la cuenta
de teléfono domiciliada en internet: el pago electrónico se
recoge de la cuenta del creyente el día cinco de cada mes, y
se reenvía a la iglesia en cuestión.
Los donantes reciben en el mes de enero un documento que
pueden utilizar para desgravar en Hacienda.
La iglesia Ortodoxa Griega, con 1,2 millones de parroquianos,
se convirtió en una de los primeros clientes de ParishPay, y
sus responsables planean extenderlo a 520 parroquias a
principios de año.
Esta sui géneris mezcla de espiritualidad y fe junto con
maltrechas situaciones financieras y ciberespacio no es del
gusto de todos, como cabía esperar, y ya ha suscitado un
debate.
Por un lado, están quienes creen que hay que sumarse a los
nuevos tiempos y que la Iglesia ha de avanzar y, por otro, los
que piensan que las donaciones deberían formar parte del resto
de actos simbólicos que no se pueden hacer a distancia.
La Convención Bautista del Sur, por ejemplo, no permite que
los fieles recurran a las donaciones electrónicas, ya que
entiende que se trata de un acto de devoción y que la
tecnología interfiere con la fe.
Para evitar que los creyentes se desentiendan, la Iglesia
Católica de Chicago planea ofrecer a los parroquianos una
pegatina que diga "Estoy usando ParishPay" cuando se pase el
cepillo, de manera que se conserve de alguna manera el
significado del acto.
Los fundadores de ParishPay creen que cuando la gente se
compromete a contribuir regularmente hay más posibilidades de
que se involucren en otras actividades.
"La Iglesia necesita ajustarse a los nuevos tiempos", señaló
recientemente al "New York Times" Michael T. Kontogiorgis, de
la Iglesia Ortodoxa Griega. "Estamos en el siglo XXI, y ya no
pagamos con pollos y uvas", señaló. Agencias
sábado mayo 24, 2014