El FBI arrestó en Los Angeles a un universitario estadounidense de 19 años
acusado de robar documentos de DirecTV que revelaban la tecnología de
encriptación destinada a impedir el pirateo de suS servicios de televisión vía
satélite, así como de difundir sus códigos a través de Internet
Igor Serebryany, estudiante de la Universidad de Chicago, está acusado de robar
las tarjetas de acceso a los servicios, que son similares a las tarjetas de
crédito. Según el FBI, Serebryany confesó a los agentes que lo detuvieron haber
robado los papeles pertenecientes a una firma de abogados que realiza trámites
legales para la televisión.
El joven, residente en Chicago pero cuya familia vive en Los Angeles, trabajó
durante un tiempo en una empresa que compartía edificio con el bufete de Jones
Day.
Serebryany está acusado de copiar 800 megabytes de información en dos cederrones,
así como de utilizar uno de los ordenadores de la firma legal para buscar sitios
web utilizados por 'hackers' deseosos de piratear la señal de servicios de
satélite. El FBI añadió que los documentos de DirecTV fueron enviados a no menos
de tres sitios web dedicados a estas actividades.
La compañía comenzó a investigar el hurto después de que los documentos
comenzaran a circular por Internet. Un portavoz de DirectTV afirmó que
aparentemente la tecnología anti-pirateo de la compañía no había sido
descifrada, incluso a pesar de que la información esté en la Red desde el mes de
septiembre.
Precisamente la seguridad de las tarjetas es una de las mayores prioridades de
DirecTV --tiene once millones de suscriptores--, que lanzó en el mes de agosto
su cuarta generación de tarjetas tras dos años de investigación y una inversión
de 25 millones de dólares.
PIRATAS INFORMÁTICOS
Las tres anteriores versiones de la tecnología anti-pirateo de DirectTV fueron
descifradas por los piratas informáticos que averiguaron cómo recibir la señal
satelital de la compañía sin pagar por ella.
Según la Ley Federal de Espionaje Económico de 1996, Serebryany está acusado de
difundir secretos, por lo que podría enfrentarse a una pena máxima de diez años
de cárcel y una multa de hasta 250.000 dólares.
Pese a que el estudiante aparentemente no intentó beneficiarse de la
circunstancia de compartir los documentos, según el FBI, la legislación
estadounidense prohíbe revelar secretos para el beneficio económico de
cualquiera.
domingo mayo 25, 2014 |