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Groenlandia, Finlandia y Suecia disputan el origen de Papá Noel |
La cuestión es grave: ¿Cuál es y dónde vive el único, auténtico y
verdadero Papá Noel? Groenlandia, Finlandia y Suecia se disputan el
estatuto de patria del hombre más popular entre los niños del mundo
entero y, al acercarse Navidad, cada cual despliega sus argumentos. |
Agencias- - Según la leyenda,
Papá Noel vive hacia el Polo Norte, en los hielos eternos de
Groenlandia, aseguran a coro sus habitantes, los inuits, que guardan
celosamente su reino.
En Kongensgaarden (la granja del rey), instalada en un valle
secreto al nordeste de Groenlandia, Papá Noel, de majestuoso
empaque y luciendo una llave de oro colgada al cuello, la de su
taller de juguetes, sostiene alto y fuerte que él es el “único” y
que los otros, los Papás Noel finlandés y sueco, solo son “usurpadores”,
“asistentes que quieren robarle su trono”.
“La historia lo demuestra”, dice, dirigiéndose a los
contestatarios. La leyenda de Papá Noel remonta al siglo IV y se
funda en la historia de un obispo de barba blanca, San Nicolás de
Mira (o de Bari), que era muy generoso con los niños.
Y en los libros antiguos se habla de su descendiente, un “Papá
Noel que vive aislado, muy lejos hacia el norte, en el país del
invierno eterno, teniendo como únicos vecinos a los osos blancos y
las morsas”... tradúzcase Groenlandia, sostiene el interesado.
Pero, negando esa versión de la historia, el Noel finlandés,
instalado en su montaña lapona de Kurvatunturi, cerca de la
frontera rusa, alega que él es verdadero y también el más popular.
Más de medio millón de admiradores, dos tercios de los cuales
extranjeros, visitan cada año su ‘Aldea de Santa Claus’,
parque de diversiones situado cerca de Rovaniemi, capital de Laponia.
Y solo en el mes de diciembre, unos 75.000 niños acompañados por sus
padres vienen en charters a verlo y a entregarle la lista de regalos
que desean.
Basándose en esas cifras de popularidad, el Santa Claus lapón trata
desde hace años de que se reconozcan sus puntos de vista en el
Congreso Mundial de Papás Noel, que tiene lugar anualmente al mediar
el año en Makken (al norte de Copenhague), el más antiguo parque de
atracciones del mundo, creado en 1583.
En el 40º Congreso, realizado hace unos meses, unos 160 Papás Noel y
duendes de doce países europeos, de Canadá y hasta de Japón
fustigaron una vez más por unanimidad menos un voto al San Nicolás
de Finlandia, que quería suplantar a su rival de Groenlandia.
Abucheado con reprobadores “jo, jo, jo” de la asamblea, el finlandés
mantuvo contra viento y marea que él es el único en el planeta, pero
fue rápidamente puesto en su lugar por sus pares.
“Y esta vez no se fue dando un portazo, como hace varios años,
cuando, habiendo sido ya desautorizado, boicoteó el congreso durante
algún tiempo”, según Tina Baungaard, portavoz de la
congregación.
El Santa Claus sueco reivindica también, aunque tímidamente, para su
país la condición de patria de Papá Noel. En su casa de
Arvidsjaur, en la Laponia sueca, cerca del círculo polar, el
Papá Noel sueco afirma que él “existe” y que recibe cartas de niños
de todo el mundo que creen en él.
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