Por Ainhoa Torres (Reportajes
EFE ) - Los países
hispanoamericanos tienen una Navidad llena de color, calor, ritmo y
sabor mientras en el hemisferio norte en estas fechas la nieve cae
lánguidamente sobre las aceras. Las calles están iluminadas, y los
escaparates lucen sus mejores galas. En el interior de las casas,
sus habitantes se reúnen en torno a una gran mesa presidida por un
pavo. En una esquina del salón se vislumbra un espléndido árbol
adornado con los motivos correspondientes a esta época del año.
Es la típica estampa, la postal navideña que
reflejan muchas películas.
Cada país, cada región, tiene costumbres y tradiciones propias que
dan carácter y esencia a la celebración. Uno de los elementos que
definen una cultura, es la gastronomía, que alcanza su mayor
trascendencia en estas festividades.
ARGENTINA EN
BAÑADOR
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La carne argentina se
caracteriza por el corte que se realiza en contra de la fibra.
(EFE) |
En Argentina, tierra de gauchos aventureros y
tangos apasionados, la nieve y el frío brillan por su ausencia en
Navidad y Papá Noel luce bañador.
La gastronomía característica de estas fechas
denota la influencia de los colonos italianos, españoles y
franceses. Por ello, las dieta no difiere mucho de la europea,
aunque el toque diferencial viene dado por cómo cortar la carne: en
contra de la fibra. Se cocina asándola a la brasa, con leña o
carbón, hasta que alcanza el llamado punto argentino o ”vaca
mugiendo”.
Además, se adereza con “chimichurri”, una
salsa cuya receta es casi un secreto de estado. Entre sus
componentes destaca el ajímoli, un tipo de pimiento molido, como si
fuera orégano, de color rojizo y sabor fuerte, algo picante, pero
sin ser agresivo.
El plato destacado en estas fechas es el
emblemático asado criollo, en el que se disponen sobre una parrilla
todo tipo de carnes, que son asadas a la brasa.
Jorge Pérsico, argentino de nacimiento, y
dueño de un restaurante en Madrid especializado en comida de su
madre patria, afirma:
“En Argentina todo bicho que camina va a
parar al asador. Nos comemos desde el costillar de la vaca, a los
chorizos, las morcillas o los chinchulines, que son las tripas del
animal...”.
La cena se sirve en un gran bufé donde los alimentos, debido a las
altas temperaturas, se toman en frío. Las carnes se trocean, y se
hacen diversas ensaladas con todo tipo de verduras y pastas. El rey
de los postres, junto con los típicos turrones de herencia española,
es el helado, con una variada ensalada de frutas compuesta de
manzanas, duraznos, peras, ananás y frutillas.
MÉXICO,
vive las posadas
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El plato
fuerte de la navidad mexicana es la pata de cerdo al tamarindo.
(EFE) |
Otro país que vive con especial arte
culinario la Navidad es México. En el país centroamericano los
festejos comienzan nueve días antes de Nochebuena. Son las llamadas
“posadas”, unas fiestas comunitarias en las que se reúne el barrio
al completo. La calles se adornan, penden piñatas de las esquinas y
hay parrilladas gratuitas para todos los habitantes de la barriada.
Es una fiesta que se vive con vecinos, amigos y familiares.
Las casas se adornan con la flor de
Nochebuena, similar a una margarita, pero de color rojo intenso y de
cincuenta centímetros de altura.
La costumbre en este país es “agasajar al invitado empezando por la
panza”, con lo que la comida cobra gran relevancia.
Como entrante suelen tomar una ensalada muy
exótica elaborada con nopal, que es un cactus cocido al carbón y
acompañado de tomate, cebolla, cilantro y chile jalapeño, todo ello
regado con aceite de oliva.
La pata de cerdo al tamarindo es el plato
fuerte que se sirve con un puré de manzana y canela. Los golosos,
gustan endulzarse con una rica ensalada de frutas cubierta de miel
de abeja. La bebida propia del momento es el ponche elaborado con
ron , azúcar moreno, canela, ciruela y mandarinas. Un suculento menú
para recibir a Jesús el Niño.
COLOMBIA, DESDE
EL 16 DE DICIEMBRE
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Flores y colorido en la Navidad colombiana.
(EFE) |
La tradición navideña en Colombia dicta que
desde el 16 de diciembre se celebre la novena donde se rezan
determinadas oraciones que cuentan cómo José y María llegaron a
Belén y qué sucedió antes de que naciese Jesús.
El menú colombiano en Navidad se compone
principalmente de lechón relleno de arroz, aunque últimamente se
está poniendo más de moda el pavo norteamericano, pues las empresas
regalan la pieza de pavo a modo de bonificación.
Algo muy singular es que en la Nochevieja, o
Año Viejo, los colombianos elaboran unos muñecos que pueden
representar, o no, a personas famosas. Los rellenan de fuegos
artificiales y los colocan en las carreteras. Cuando suenan las doce
de la noche del 31 de diciembre, se les prende fuego y sus chispas
inundan de color la noche.
Otro detalle, es que todo colombiano que
desee tener buena suerte, debe llevar ropa interior amarilla dada la
vuelta, y si desea viajar el año próximo, ha de salir a la calle y
dar una vuelta a la manzana.
PERÚ Y LAS TRADICIONES INDIGENAS
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El pueblo peruano tiene siempre ganas de
celebraciones. En la imagen un festejo inca
(EFE) |
La ultima escala en el recorrido de las navidades latinas más
peculiares tiene lugar en Perú, donde el lechón ha quedado
desplazado de la carta navideña, al igual que en Colombia, por el
tradicional pavo estadounidense.
Este suceso tiene lugar especialmente en las
grandes urbes, mientras que en las montañas y en la costa aún se
conservan las viejas tradiciones, como el consumo de cuy, un roedor
asado con patatas y cebolla.
En cuanto a los dulces, destacan el chocolate
caliente, el panteón, que es un bizcocho relleno de frutas
confitadas y pasas, y el puré de manzana.
Otro detalle navideño típico de Perú, son los
numerosos nacimientos vivientes que son erigidos en todos los
lugares posibles.
La llamada a la suerte no sólo se realiza con
todo tipo de ropa amarilla, o baños de rosas sino que, tras las uvas
de fin de año, se sale al patio para tirar un vaso de agua hacia
atrás, de manera que los malos augurios sean expulsados
PUERTO RICO: Pastel,
lechón y ron dan sabor boricua a la comida navideña
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Hoy día, muchas familias comparten un pedazo de
lechón en algunas de las festividades navideñas. |
El menú puertorriqueño de la Navidad nace del
ingenio y la necesidad de los boricuas, que hace décadas vivían como
empleados en los terrenos de los ricos y obtenían su alimento de las
verduras que sembraban en el batey (patio).
Así comenzaron a confeccionar pasteles hechos de masa de plátano
verde, relleno con vísceras de cerdo y envueltos para su cocción en
la hoja del plátano.
Según la tradición, también se cocinaban las vísceras y el cuero del
cerdo, que el jíbaro (campesino puertorriqueño) podía recoger del
lechón que tenía que asar para las familias más adineradas, dueñas
de la tierra donde ellos vivían.
El director del Departamento de Historia de la Pontificia
Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR), Luis Edgardo Díaz,
explicó a EFE que "el jíbaro nuestro que presentan en las estampas
asando un lechón a la vara no era de él, lo cocinaba para otras
familias y lo podía disfrutar muy poco".
Añadió que el campesino "cogía las tripas, las limpiaba bien, las
rellenaba con la sangre, y se sacaban las morcillas y el cuajito
(estómago del cerdo)".
Como bebida para Navidad se confecciona el llamado ron "pitorro",
que se curaba con carne de res o con frutas.
La tradición sigue hasta nuestros días, así como la del coquito, una
bebida también imprescindible durante la Navidad y que se elabora
con crema de coco, azúcar y canela, y a la que a veces se echa ron
pitorro.
Actualmente, pasteles, coquito, ron "pitorro", morcillas y cuajito
se siguen sirviendo en las mesas durante la Navidad puertorriqueña,
junto al lechón, que en la isla se asa de forma muy especial.
La forma de asar el lechón a la vara en Puerto Rico proviene de los
antiguos bucaneros del Caribe y no existe en otras partes del mundo,
según Díaz.
"Asaban la carne para que durara más. La carne del animal se iba
secando en tiras y luego la salaban y la vendían a los barcos que
pasaban por la zona de los vientos, entre Santo Domingo (antiguo
nombre de lo que es hoy República Dominicana y Haití) y Cuba", dijo.
El jíbaro preparaba dos jorquetas (palos de madera que terminaban en
forma de y) donde se apoyaba una vara en la que se asaba el cerdo al
fuego de la leña durante siete u ocho horas, luego de haber sido
sazonado el día anterior con sal, pimienta y orégano.
En la cocina moderna de Puerto Rico se ha mantenido también la
tradición de los postres hechos con coco, como el arroz con dulce,
el tembleque y el majarete.
La leche de coco, necesaria para elaborar estos postres, se consigue
rallando la pulpa de la fruta y pasándola por un colador.
El arroz con dulce se hace mezclando arroz con leche de coco y
añadiéndole azúcar negra, azúcar blanca, clavos de canela, jengibre
y pasas.
El tembleque se hace con la misma leche de coco y harina fina de
maíz, además de azúcar, agua de azahar y un poco de sal.
La receta del majarete se asemeja a la del tembleque, sólo que en
vez de harina de maíz lleva harina de arroz y se le añade leche
íntegra, hojas de naranjo y rajas de canela.
Estas delicias del menú navideño son parte de la tradición y
costumbre de un pueblo que celebra en familia las fiestas de esta
época del año con buena comida, y acompañados de los típicos
aguinaldos boricuas.
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