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Una navidad en Marte... la sonda "Beagle
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madrugada del 25 de diciembre. |
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Agencias - En el centro de control de la
Agencia Espacial Europea (ESA) en la ciudad alemana de Darmstadt, se
vivieron momentos de gran expectación. Desde allí se dirigió la
difícil operación de desacoplar la sonda "Beagle 2" de la nave que
la llevó a las cercanías del planeta que alimenta desde hace siglos
las fantasías terrícolas: Marte. Dos horas tardaron los científicos
en recibir la confirmación de que la maniobra había tenido éxito.
"Este fue un primer paso, pero muy importante, para el éxito de la
misión", señaló el director del proyecto, Rudolf Schmidt.
Emulando a Darwin
65 kilos pesa el "Beagle 2", que lleva el nombre del barco en que
navegó Charles Darwin en el siglo XIX. Como él, el aparato europeo
se dispone a explorar nuevos confines del universo, desafiando
peligros e imprevistos. Una lámina habrá de protegerlo durante la
entrada a la atmósfera de marciana y el contacto con el suelo será
amortiguado mediante colchones de gas. Si todo va bien, el módulo
debería llegar a la superficie del planeta rojo en la noche del 24
al 25 de diciembre. La fecha probablemente no les diría mucho a los
marcianos -si existieran- pero convertiría el acontecimiento en el
mejor regalo de Navidad para los científicos de la ESA.
El visitante terrestre permanecerá aproximadamente medio año en el
planeta que los expertos consideran más similar a la tierra. Allí se
dedicará, principalmente, a buscar rastros de agua, que se supone
habría existido en abundancia en ese terreno ahora extremadamente
árido. También intentará hallar vestigios de alguna forma de vida,
aunque nadie espera encontrar simpáticos personajes verdes con
antenitas, sino residuos de microorganismos u otro indicio que
confirme que no hemos sido siempre los únicos seres vivientes en
esta parte del universo.
Valiosa información
Los datos que obtenga el "Beagle 2" serán, de todos modos, de gran
valor para mejorar la comprensión humana del surgimiento de los
planetas y el desarrollo de nuestro sistema solar. Igualmente lo
será la información que recaben las sondas estadounidenses, enviadas
también a Marte aprovechando que meses atrás el planeta se hallaba a
la distancia más cercana a la tierra desde hace siglos: 56 millones
de kilómetros.
La ambiciosa misión europea, con un costo cercano a los 300 millones
de euros, dará aún mucho que hablar, cuando el módulo comience
efectivamente a enviar señales desde Marte. Eso, si supera la prueba
de posarse sin contratiempos allí en Navidad. Si todo resulta bien y
el servidor no determina lo contrario, el acontecimiento podrá ser
seguido por los terrícolas vía Internet.
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