Notimex y redacción - Se cuenta que
en el invierno de 1223, siendo apóstol, recorría la campiña
cercana a la pequeña población de Rieti.
La Navidad de ese año lo sorprendió en la ermita de Greccio y fue
allí donde tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio
del nacimiento de Jesús.
Para concretar su sueño construyó una casita de paja a modo de
portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y un asno de
los vecinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de personas para
reproducir la escena de la adoración de los pastores.
La idea de recrear el nacimiento se popularizó rápidamente en
todo el mundo cristiano, pero con algunos cambios, ya que de los
seres vivos se pasó al uso de figuras hechas con diferentes
materiales.
También se cree que el primer nacimiento se construyó en
Nápoles, Italia, a fines del siglo XV, y que las figuras que lo
conformaron eran de barro.
Carlos III ordenó que los "Belenes", como también son llamados
los nacimientos, se extendieran y popularizaran en todo el reino
itálico y español.
En América, los frailes introdujeron las costumbres navideñas
cristianas durante el proceso de evangelización de los naturales,
y entre éstas los nacimientos tomaron un papel importante.
En el Códice Franciscano, Fray Pedro de Gante describió cómo
preparaba los cantos y los rezos para los mexicanos: "...hizo
venir a los indios de toda la comarca y en un patio que se llenó a
reventar, se cantó el himno `Ha nacido el redentorï".
Las iglesias contaban con capillas "posas" que utilizaban los
religiosos y los vecinos para sus solemnes procesiones de Navidad.
Fray Pedro de Gante, en la escuela que fundó en Texcoco,
adiestró a los indígenas en la elaboración de las figuras y los
detalles de los nacimientos para estas procesiones.