Trucos y herramientas

 

La navegación anónima nos protege contra la censura
Cada vez más países de todo tipo, tratan de "proteger" a sus ciudadanos de la "información maliciosa y perniciosa" que tanto abunda en Internet. Algunos solo desean limitar aquellas páginas de contenido erótico, otros todas aquellas que sostengan posiciones contrarias al régimen imperante y los más absurdos, como China en estos últimos meses, a cualquier contenido que se pueda encontrar y que el régimen no haya podido, aún, calificar.    

Este es el principal motivo por el que el Gobierno de este país bloqueó a Google y más tarde a Altavista.

Aún así, algunos sistemas, conocidos como "proxies", han permitido desde hace tiempo que los ciudadanos de estos países eludan los filtros o barreras erigidas por las administraciones para impedir el acceso a las páginas críticas.

La última pataleta de los cibercensores ha sido bloquear el acceso a estos proxies a sus ciudadanos, evitando que puedan utilizarlos para saltarse los filtros oficiales.

"Es como un juego", dice Ngoc, que opera la página "Thong Luan" desde San José de California. "Apenas (los vietnamitas) descubren un nuevo 'proxy', divulgan la noticia entre sus amigos. Pero no es sólo la gente quien lo descubre, sino la policía también".

Un informe emitido en febrero del 2001 por el organismo Reporteros sin Fronteras, con sede en París, encontró casos de censura en 58 países, incluidos China, Vietnam y Túnez. El grupo espera mencionar a por lo menos 40 naciones más dentro de la lista que emitirá en enero.

Los censores se han mostrado más agresivos en el último año. Han dedicado numerosos recursos y han contratado a los técnicos más brillantes para encontrar y cerrar las "brechas" cibernéticas a través de las cuales puede obtenerse material prohibido, incluso páginas de medios informativos occidentales, escritos de los disidentes y, en el Oriente Medio, pornografía y sitios calificados de antiislámicos.

En su mayoría, esas medidas han tenido éxito.

"Muchos de estos gobiernos no están tan preocupados por la elite", dice Jack Balkin, un experto en la Escuela de Derecho de Yale. "Tratan de cerciorarse de que la gran mayoría no obtenga acceso sin filtros a la Internet".

A comienzos de este año, el gobierno chino tardaba un promedio de 24 horas en descubrir los nuevos "proxies", señala Greg Walton, un investigador de San Francisco que proporciona apoyo técnico para una organización que promueve la independencia del Tíbet.

"Luego, esto se redujo gradualmente a 12 horas, seis horas y actualmente está en 15 minutos", añadió. Y cuando las medidas técnicas fallan, el gobierno chino puede instar a la autocensura enviando a la policía hacia los cibercafés, e imponiendo severas sentencias de prisión por obtener materiales "subversivos".

Entretanto, Vietnam reconoce que no puede reunir los 400 millones de dólares necesarios para bloquear por completo las páginas de internet y para cerrar los "proxies". Sin embargo, ello no detiene la censura: Recientemente propuso castigar severamente a los propietarios de cafés que permitan a los consumidores entrar a páginas pornográficas o antigubernamentales, como la de Pham Ngoc.

China ha tratado también de limitar el acceso, cerrando miles de cibercafés a partir de junio, cuando sobrevino un mortífero incendio en uno de esos establecimientos.

Cuando hay acceso disponible, los usuarios pueden recurrir a los "proxies" para engañar a los filtros de modo que funcionen como si estuvieran consultando sitios considerados inofensivos. Dos servicios comerciales de "proxy", Anonymizer y Megaproxy, figuran entre los que frecuentemente cambian sus direcciones o claves numéricas de la internet.

Con ayuda de la emisora radiofónica Voice of America, auspiciada por el gobierno estadounidense, los expertos han adoptado incluso algunas de las mismas técnicas que han impedido a la industria del entretenimiento combatir las copias ilegales de canciones y películas.

"Mediante una reacción rápida para mantener los sitios 'proxy' en cambio continuo, esperamos movernos más rápido que la capacidad de bloqueo", dijo Ken Berman, un gerente de emisión en la Oficina Internacional de Radiodifusión, que controla Voice of America.

SafeWeb desarrolló Triangle Boy, donde centenares de voluntarios en sociedades abiertas sirven como "proxies" para SafeWeb. Si un gobierno descubre uno y lo bloquea, surgirá otro voluntario.

Otros sistemas en desarrollo incluyen a Peekabooty y Flyster. La idea es "clonar" una página Web delicada en numerosas computadoras enlazadas en una red, para frustrar a quienes operan los filtros.

Algunos más, como Camera/Shy, Tangler y Freenet son construidos también para hacer pasar los documentos delicados por los filtros.

El dinero es el mayor obstáculo para los voluntarios y para las incipientes compañías involucradas.

El congreso norteamericano destinó el año pasado 10 millones de dólares para Voice of America y varias organizaciones afines, con el objeto de mejorar su acceso al público en China y Rusia. Sin embargo, sólo un pequeño monto iría destinado a combatir la censura de la internet en China, mediante sociedades con Anonymizer y SafeWeb.

Websenser, una de las diversas compañías contempladas por el gobierno saudí para proporcionar servicios de filtro, realiza búsquedas diarias de sistemas de elusión para sus clientes empresariales.

Con el objeto de contraatacar, Peekabooty, Anonymizer y otros grupos desarrollan formas de evitar que una fuente descubra todas las direcciones alternativas a la vez.

Los activistas contra la censura no compararán nunca sus recursos con los de un gobierno, pero muchos confían en hacer que los sistemas de filtro sean tan caros que los censores terminen por rendirse.

"Si ellos están gastando más que nosotros a razón de 10 a 1 o 100 a 1, vamos a perder", dijo Hsu. "La meta de un buen software es hacer que esa relación sea de 1.000 a 1".

Al añadir continuamente varios segmentos de direcciones que deben ser bloqueadas, los expertos en tecnología creen también que los gobiernos corren el riesgo de perder a los inversionistas extranjeros que requieren una internet abierta.

"Esa es la opción a la que tratamos de llevarlos", dice Lance Cottrell, presidente y fundador de Anonymizer. "Tendrán que permitir la libertad de acceso o de lo contrario prohibir todo el acceso".

Aunque finalmente existen otros métodos para controlar el acceso de los ciudadanos a la red, simplemente haciéndola inaccesible desde el bolsillo de cualquier mortal. Esta política que algunos países están manteniendo, es mucho más económica que la lucha contra páginas disidentes y el establecimiento de filtros, aunque mantenga a la población en el más triste analfabetismo digital.

Un caso claro fue el de Afganistán. Bajo el régimen de los talibanes, el acceso a Internet estaba prohibido y solamente el guía del país podía acceder a ella, aunque buena parte de la población le hubiese sido imposible consultar alguna página, al estar prohibidos o bajo el control el uso de equipos informáticos.



 


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domingo, 25 mayo 2014

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