Mientras que en 1990, sobre una muestra de 11.000 varones, uno de cada 20
pagaba por esos servicios sexuales, diez años más tarde lo hacían uno de cada
diez.
Entretanto, el Reino Unido vive un resurgimiento de las enfermedades de
transmisión sexual como el sida, de los que hay registrados 58.000 casos, o la
gonorrea.
Según el informe del boletín "Infecciones de Transmisión Sexual", hay más
hombres dispuestos a pagar a una prostituta debido al aumento del número de
divorcios, del turismo sexual y del incremento de las mujeres que venden su
cuerpo.
El perfil de los hombres que requieren el servicio de una prostituta es el de
un individuo de entre 25 y 34 años, soltero y residente en una gran ciudad como
Londres.
Sólo una quinta parte de estos hombres han acudido a los centros de salud a
hacerse una revisión y muchos menos han solicitado las pruebas del sida.
El estudio, publicado con motivo del Día Mundial del Sida, recomienda un
replanteamiento de la política de salud sexual del país para hacer frente al
incremento de las enfermedades de transmisión por esa vía.
Las prostitutas suelen ser el centro de las campañas de promoción del sexo
seguro, mientras que los hombres apenas son objetivo de estas campañas.
Una de las autoras del informe, Hellen Ward, señala que "me preocupa esa
gente que viaja al extranjero donde hay prácticas sexuales menos seguras, que
deberían tener en cuenta los posibles riesgos."
Ward considera que deberían promoverse campañas dirigidas a los hombres,
empezando por la educación sexual en las escuelas y en los medios de
comunicación.