La idea de convertir el popular videojuego “Silent Hill” en un
largometraje surgió mientras Christophe Gans rodaba "El pacto de los lobos",
un auténtico éxito de taquilla, producido por Samuel Hadida. Ambos ya
habían trabajado juntos en "Crying Freeman/Los paraísos perdidos" y vieron inmediatamente las posibilidades
que ofrecía la historia de un pueblo atrapado entre el cielo y el infierno por
culpa de un terrible secreto.
“SILENT HILL no se parece en nada a lo que se ha visto hasta ahora”, dice
Samuel Hadida. “El videojuego se ha hecho muy popular porque cada jugador
tiene experiencias únicas. La película engrandece esas experiencias al dar una
mayor envergadura a un concepto ya asombroso de por sí. Conocí a Christophe
durante la presentación de una de mis producciones, Evil Dead/Posesión infernal,
en el Festival de Cine Fantástico de París en 1982. Había venido con un corto,
Silver Slime. Desde que trabajamos juntos, siempre hemos querido hacer una
película de homenaje al género de terror. SILENT HILL lo es”.
No fue fácil convencer a Konami, los fabricantes del videojuego, para que
cedieran los derechos cinematográficos, pero el productor sabía que la estupenda
estética visual y la narrativa aterradora encajarían de maravilla con los
enciclopédicos conocimientos cinematográficos de Gans. “Es una historia muy
retorcida con constantes referencias al cine actual ya que los creadores
japoneses se basaron en los maestros del cine de terror”, dice el productor.
“Christophe, que ha visto casi todas las películas que se han rodado, era la
persona adecuada para encontrar la referencia necesaria”. La lucha por los
derechos era feroz. El director y el productor no tardaron en descubrir que
competían con varios grandes estudios de Hollywood. Lo único que inclinó la
balanza a su favor fue la visión que Christophe Gans trasladó al Consejo de
Konami mediante un vídeo de 30 minutos. Se llevó el premio porque los creadores
del videojuego creyeron que era el único que entendía a la perfección la esencia
del juego.
Pero era muy importante ver que el medio no era el mismo. “Un juego es un
juego y una película es una película”, explica el director. “SILENT HILL
equivale a zambullirse en un mundo terrorífico. Para la película era importante
que la historia subyacente apareciera en primer término. Además, queríamos que
los personajes fueran grises y ambiguos, multidimensionales”.
La adaptación del videojuego
Adaptar un videojuego a la gran pantalla tiene poco que ver con la adaptación
de una novela al cine. Para empezar, las novelas se suelen condensar; en este
caso, hubo que destilar el juego. Akira Yamaoka, el creador del videojuego, se
basó en surrealistas franceses como Hans Bellmer y en artistas modernos como
Francis Bacon, además de añadir una buena dosis kafkiana a la mezcla. “Tiene
lógica acercarse a la versión cinematográfica desde un punto de vista
surrealista, tal como ha hecho Christophe”, nos dice el productor ejecutivo
Andrew Mason. “SILENT HILL contiene múltiples historias. Cada vez que uno cree
entender lo que pasa, ocurre algo que lo desbarata todo. En la adaptación, había
que encontrar la esencia del juego, conservar el mayor material posible, además
de la intensidad del misterio y del suspense”.
“Cuando jugué con el videojuego ‘Silent Hill 2’, me emocioné muchísimo”,
recuerda el guionista Roger Avary. “Es una obra de arte, nunca desaparecerá.
Pero tuvimos que desarmarlo y crear algo nuevo”. El guionista y el director
pasaron muchas horas estudiando no sólo los elementos y los detalles de la
historia, sino la forma en que la cámara flota en todo el juego. “Estábamos
convencidos de que debíamos retener el espíritu del material”, añade Roger Avary.
Pero, ¿qué es el espíritu de este sueño febril llamado SILENT HILL? Roger
Avary contesta: “Esa fue la lucha que surgió entre Christophe y yo. Creo en
el perdón, y Christophe, en la venganza justificada. Me parece que ganó él”.
Y añade: “Es posible que Christophe entienda SILENT HILL mejor que los mismos
creadores del juego. Empezó jugando, luego escribió y finalmente dirigió. No
dudo de que muchos realizadores podían haber dirigido esta película, pero
ninguno tiene la capacidad de absorción que tiene Christophe. Lee novelas,
cómics manga, lo ve todo, cine, televisión, juega con videojuegos, escucha
música. Es la persona idónea porque vive, respira con este material”.
Los mundos de Silent Hill
Para entender el complejo universo de la película, es necesario hacerse con
la realidad y la irrealidad de su universo. Según el productor Samuel Hadida:
“Estamos en un mundo que funciona en cuatro dimensiones o niveles de existencia:
el pueblo real y lleno de vida de los años setenta, el pueblo actual, el pueblo
en la niebla y el pueblo en la Oscuridad”.
Don Carmody añade: “Para que estos diferentes niveles aparezcan
visualmente, hubo que construir enormes decorados en cinco platós diferentes.
Cada decorado servía de escenario para dos o tres niveles de existencia”.
Dos de las dimensiones en cuestión son temporales: el Silent Hill de hace 30
años aparece a través de flashbacks tipo material de archivo antiguo y rayado; y
el pueblo en la época actual donde Christopher busca a su mujer. Las otras dos
dimensiones son espaciales: el pueblo de día envuelto en la niebla donde Rose
intenta encontrar a su hija, y la Oscuridad que sumerge ocasionalmente el lugar
en tonos óxidos evocando el infierno. “Me gustó la idea de explorar
dimensiones espaciales y temporales, además de entrar en un mundo metafísico,
místico”, dice Christophe Gans.
Según el productor ejecutivo Andrew Mason, “la película habla del miedo a
la soledad, a la oscuridad, del rechazo al lado oscuro que todos llevamos dentro
y de no querer aceptar nuestro destino. SILENT HILL sumerge al espectador en un
mundo en el que todo es una amenaza en potencia, nada consuela ni tranquiliza”.
Sin embargo, el director realizó un cambio crucial en la historia: la
protagonista es una mujer en vez de un hombre. “A la hora de tratar temas
perturbadores, es necesario contar con un elemento salvador”, dice el director.
“Por eso aporté elementos femeninos a la película. Al llevar estos temas a un
nivel femenino, se hacen más complejos y, a la vez, más ambivalentes”.
En opinión de Roger Avary, SILENT HILL es inclasificable. “¿Es un drama de
relaciones? ¿Ciencia-ficción? ¿Una película de terror? ¿Es apocalíptica?
Christophe ha sabido crear algo que no se había visto hasta ahora en el cine.
Está claro que SILENT HILL se define a si misma”.
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