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Vuelve al mundo online el "hacker" más buscado de todos los tiempos

Kevin Mitnick, de 39 años de edad y considerado como el criminal informático más buscado en la historia de los EE.UU. podrá volver al mundo "on-line" a partir del próximo 20 de enero.

Este hacker fue detenido en 1995 tras una intensa búsqueda por parte del FBI poniéndolo a disposición de la justicia. Acusado de introducirse en los sistemas informáticos de grandes empresas de tecnología como Motorola Inc., Novell Inc., Nokia Corp. y Sun Microsystems fue condenado en agosto del 99 a pasar cuarenta y seis meses de presión y a una multa de 4.125 dólares por daños causados.

En enero del 2000 salía a la calle en libertad condicional, más el juez le imponía la prohibición de usar equipos informáticos y telemáticos durante tres años, un plazo que vence el próximo día 20.

Desde su puesta en libertad, Mitnick ha participado en conferencias, ha escrito un libro, intervino en una serie de la ABC. Ahora prepara la puesta en marcha de una consultoría de seguridad informática, siguiendo los pasos de otros grandes mitos, que se dedicaron a ayudar a empresas e instituciones a protegerse de "piratas" como él.

El pasado año, Mitnick recibió autorización para el uso de un teléfono móvil y durante este año, el juez autorizo que pasará a un ordenador el manuscrito de su libro, aunque este equipo no podía estar conectado a ninguna red. La pasada semana, recibió "luz verde" para "surfear" las ondas a través de un equipo de radioaficionados, aunque habrá de pagar 16.000 dólares por la licencia, la más cara de toda la historia de los EEUU.

 

Una historia ligada a la evolución de la informática
 

"A los tres años --se ha asegurado-- Kevin podía adivinar de oído la combinación de un número telefónico; a los 10, leía manuales de la compañía de teléfonos; a los 13 se había hecho de una novia que trabajaba de operadora en la central de Hollywood y lo dejaba entrar a monitorear conversaciones, como hacían decenas de empleados aburridos, por el puro placer de escuchar a Farrah Fawcett darle en la punta de la nariz a Burt Reynolds; a los 15 colgaba diablitos a lo largo y ancho de las redes informáticas".

Desde los 17 años, Mitnick había destacado por su habilidad informática, cuando tuvo problemas serios por meterse a las computadoras del Centro de Control del Mando de la Defensa Aérea de los Estados Unidos. No abandonó tales costumbres y a comienzos de 1995, a sus 31 años, las incursiones de Mitnick por "cuentas corrientes, redes de teléfonos celulares y bases de datos de bancos, universidades y centros oficiales eran continuas, pero su obsesión principal era demostrar sus capacidades y probar que no había cerradura informática que se le resistiese".

Hasta que encontró la horma de sus gazapos. El día de Navidad de 1994 Kevin Mitnick pudo meterse, a distancia, a la computadora personal de Tsutomu Shimomura, investigador del Centro de Superordenadores de San Diego y especialista en protección de datos informáticos. El intruso desbarató archivos, robó varios programas y dejó a Shimomura con una sensación de intimidad transgredida y desafío profesional. Por si fuera poco, Mitnick comenzó a burlarse de él: le enviaba mensajes altaneros por el correo electrónico e, incluso, le dejaba recados burlones en la contestadora telefónica.

Shimomura, de 30 años, a quien la prensa describió como "físico de ordenadores con gran prestigio como especialista internacional", comenzó a recoger indicios del paso del ladrón a través de la superautopista informática y elaboró un programa capaz de localizar movimientos de un teclado sospechoso. Así, dio con la ubicación de Mitnick en un departamento en Raleigh, Carolina del Norte, en donde el transgresor informático fue detenido por el FBI.

Para entonces Mitnick, que ha sido considerado como el criminal cibernético más buscado, había robado software de compañías de telefonía celular, causando pérdidas por varios millones de dólares debido a daños en las operaciones de computadoras. El día de la audiencia judicial, los dos expertos se conocieron cara a cara y Mitnick reconoció la capacidad de su oponente en un rasgo de sinceridad: "Hola Tsutomu. Reconozco tus movimientos".

Pero la historia no terminó allí. Las habilidades de Mitnick encontraron admiración y aplauso en millares de usuarios de la Internet que festejaron su audacia técnica, junto con el espíritu casi justiciero que parecía haber en su insistencia para burlarse de grandes corporaciones cuyos secretos informáticos transgredía.

Pero con más distancia respecto de las pasiones desatadas en el espacio cibernético, el profesor de Derecho Penal de la Escuela John Jay de Justicia Criminal, Edward Shaugnessy, declaraba entonces a un diario neoyorquino: "Alguna gente siente un placer indirecto cuando descubre a alguien que hace algo malo o peligroso". Y recordaba esa publicación, que "a Estados Unidos siempre le han encantado los fugitivos inteligentes, ya fuera Jesse James cuando robaba los trenes del Antiguo Oeste, o Bonnie y Clyde con sus asaltos a bancos durante la Gran Depresión".
 


 

lunes abril 12, 2004


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