Pablo Ruisánchez - La publicidad.
Hablamos de la misma publicidad que empieza por perder el sentido y las formas.
Según uno de los mayores publicistas que haya pisado la tierra (no citaremos
aquí su nombre y su causa, que estuvo a punto de exterminar pueblos enteros) la
mejor publicidad es la que no se ve. El reciente estudio de la AIMC indica que
el 72,2 por ciento de los internautas españoles considera que el exceso de
publicidad es uno de los grandes problemas de la red. Publicidad que no sólo en
los sitios web, también aparece en el correo electrónico y si nos descuidamos en
el lavabo.
¿La publicidad es necesaria? Claro que sí, las empresas fabrican productos y la
necesitan para darlos a conocer . En un mundo globalizado, donde nadie se
sorprende al escuchar ‘sesenta millones de usuarios en Napster,’ también hay
millones de productos que necesitan una salida. Ahora bien, ¿quién ha dicho que
el anuncio deba molestar? Cuanto más escandalosa es, más desconfiado se muestra
el consumidor. Tenemos un 71 por ciento de usuarios en el país que lo considera
un gran problema. Algo podrá hacerse para que las cosa y el usuario puedan, al
menos, soportarse.
Uno de los grandes errores que se han hecho en la red es considerar que la
publicidad interactiva iba a multiplicar el consumo de un producto determinado.
No conozco a nadie que se dedique a cliquear sobre el anuncio en color y a toda
página. Quizá lo hayan hecho los Monty Python. El fallo parte de una premisa, el
internauta es un comprador al que le urge adquirir un teléfono móvil o cualquier
otro producto. Y no. El internauta es un consumidor que en un momento
determinado podría estar interesado en adquirir un nuevo móvil, como le ocurre
al lector de una cabecera en papel que ve el anuncio de un coche.
El internauta –y de hecho cualquier ser humano con dos dedos de frente- no es
crédulo, no es tan inocente y maleable como parece ser que algunos creen.
Increíble pero cierto, si tiene un medio de expresión –y como internet ninguno-
se expresa. Poco todavía, pero se expresa. Sufrir el ataque de los pop ups, de
los layer o del spam, de las mariposas voladoras no es cosa de broma tanto para
el afectado como para el que la utiliza. En el periódico tradicional pasas la
página, en internet el anuncio prohíbe que el surfero cumpla con el acto que
quería llevar a cabo (chatear, leer el periódico, bajarse un programa o buscar
trabajo.)
Y despues que no se extrañe nadie si finalmente al usuario le dar por instalarse
cualquier de estas herramientas que eliminan algunos de estos formatos, o si las
más recientes versiones de los navegadores introducen como “novedad” la
inclusión de bloqueadores de pop-ups para atraer a más usuarios.
La inversión en publicidad sigue bajando, a los usuarios les preocupa cada vez
más la intrusión de los anuncios pero los jóvenes utilizan cada vez más internet
y menos la televisión. Otro estudio -Snapshot of Youth- arrojado por MindShare
Worldwide, filial de WPP, anuncia que los jóvenes utilizan cada vez más la red y
que odian infinitamente los pop ups y el spam.
Las culturas cambian, quizás es el momento de que la nuestra también lo haga.
Los publicitarios deben reconocer que en internet está captando a un gran numero
de usuarios de los grandes medios de comunicación (televisión, radio y
periódicos) y que sus necesidades son las mismas. La publicidad intrusiva y
barata no beneficia a nadie, perjudica seriamente la salud de todos.
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