La operación se produjo tras una denuncia efectuada por la
filial alemana de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (FIIF),
encontrándose en el domicilio del usuario ocho equipos informáticos que ofrecían
descargas de ficheros.
El detenido, un joven de 25 años y estudiante de informática,
fue acusado de infringir las leyes de derecho de autor y enfrenta una posible
sentencia de cárcel en caso de ser declarado culpable.
La FIIF, el grupo que representa a los grandes sellos discográficos y
productores independientes, dice que la operación debería enviar una señal de
alarma a los distribuidores de música pirata, ofreciendo un dato significativo
sobre el volumen de estas actividades: unos 620 millones de archivos MP3
fueron intercambiados ilegalmente en Alemania sólo en el 2002.