En el dispositivo se utiliza la capacidad de conductividad de los huesos
craneales. La calidad del sonido de las “vibraciones musicales”, según el
creador es más alta bajo el agua dado que no existe ningún ruido ajeno.
Por su invento, el estudiante recibió un cheque de mil libras esterlinas de AOL
y una de las empresas se ha dedicado a realizar un estudio de las posibilidades
comerciales del dispositivo. Se supone que estas gafas no simplemente pueden
divertir a los nadadores sino convertirse en un medio de comunicación entre los
submarinistas.