La medida fue anunciada por el propio presidente Bush y
responde a una vieja demanda de los consumidores, hartos de soportar a pesados
vendedores de todo tipo de productos que llaman a sus residencias e incluso a
los teléfonos móviles.
La inclusión a la lista es gratuita y a partir del próximo primero de octubre,
las firmas de telemarketing deberán ir actualizando sus registros, eliminando de
ellos a los que hayan solicitado no recibir más llamadas. El incumplimiento de
esta medida les podrá suponer multas superiores a los 11.000 dólares, así como a
posibles demandas por parte de los consumidores y de los fiscales generales.
Los consumidores que se apunten a la lista antes del 31 de agosto estarán ya
"protegidos" a partir de la entrada en vigor, mientras que aquellos que lo hagan
a partir de septiembre deberán esperar tres meses antes de que los
televendedores añadan sus número a la lista.
Excepciones
La medida busca proteger a los consumidores de aquellas firmas con objetivos
comerciales, quedando exentas de la "prohibición" las organizaciones benéficas (ONGs,
asociaciones, etc..) y organizaciones políticas. Sin embargo, deberán respetar
las peticiones de los consumidores de no recibir más llamadas, si estas se
producen.
También, estarán liberados de consultar las listas aquellos comercios o negocios
que hayan vendido algún producto o servicio al consumidor en los últimos 18
meses, aunque, como en el caso de las entidades, deben comprometerse a ser
respetuosos con la voluntad de estos si solicitan no seguir recibiendo llamadas.
Antes de que esta medida tuviera alcance federal, unos 25 estados ya
establecieron listas propias. El éxito ha sido tal, que en Minnesota, por
ejemplo, aproximadamente la mitad de los 2,2 millones de líneas telefónicas
residenciales, están presentes en ellas
La administración espera que 60 millones de familias se den de alta en las
listas
Grupos de televendendores han presentado una demanda contra la medida,
argumentando que limita el derecho a la libre expresión