Agencias - . Tal sostiene el investigador
francés Dominique Wolton en su ensayo "Las falsas promesas de la Sociedad
Intrnet: En búsqueda de una comunicación humana", incluido en el libro El mito
Internet (Santiago de Chile, Editorial Aún Creemos en los Sueños, 2002).
Este volumen está conformado por doce textos acerca del mismo tema, publicados
originalmente en el diario francés Le Monde Diplomatique y, en especial, en la
edición chilena de este periódico bajo la dirección de Víctor Hugo de la Fuente.
Este libro aporta una muy útil y necesaria discusión en torno de un tema que se
da demasiado por sabido pese a su muy evidente falta de análisis serio y
sistemático.
En sus páginas leemos artículos y ensayos de José Saramago ("Una cuestión de
ética: ¿Para qué sirve la comunicación?"), Kenzaburo Oé ("Reposadas reflexiones
sobre la velocidad: Internet y yo"), Ignacio Ramonet ("La nueva economía"),
Armand Mattelart ("Fetichización de las nuevas tecnologías: Cómo nació el mito
de Internet"), Martine Bulard ("Nuevos apremios, posibilidades nuevas: `Los
tiempos modernos' en la era Internet"), Philippe Breton ("Contracultura y
exaltación de la juventud: El culto Internet"), Serge Halimi ("Los pobres del
ciberespacio"), Francis Pisani ("La información, vital en los conflictos
modernos: Pensar la ciberguerra"), Dan Schiller ("Alianza AOL-Time Warner:
Internet, rehén del comercio"), Ibrahim Warde ("Milagro de la especulación
bursátil: Y el cazador se convirtió en presa..."), Lucien Sfez ("Ideología de
las nuevas tecnologías") y el ya citado de Dominique Wolton.
Como puede imaginar el lector, El mito Internet es un recorrido, polémico y
esclarecedor, por los diversos aspectos que implica lo que se ha dado en llamar
la sociedad de la información y, más exactamente, la sociedad Internet.
En la introducción, Víctor Hugo de la Fuente advierte acerca del peligro que
constituye el control casi absoluto que pueden ejercer los poderes (político,
económico, militar) desde Internet, y aunque reconoce y aun elogia la virtud
democratizadora de la información a través de este medio electrónico, también
llama la atención acerca de la necesidad de evaluaciones menos optimistas y
entusiastas y más racionales sobre un avance tecnológico que suele presentarse,
tramposamente, como exento de ideología.