Una familia media española emplea cerca de 307 litros de agua al día para
lavar los platos a mano, o lo que es lo mismo, el equivalente a 3 bañeras de
tamaño estándar.
Además, los españoles tenemos la costumbre de lavar con el grifo de agua
caliente constantemente abierto, por lo que el consumo energético también se
dispara. Para calentar el agua gastamos unos 10 Kw/h, mientras que la
media europea se sitúa en 2,4 Kw/h,.
Esto nos convierte en los europeos que más agua y energía consumimos a la
hora de lavar los platos. En contraposición, los británicos e irlandeses
destacan por su bajo consumo en agua, ya que sólo utilizan 43 litros para
realizar la misma labor, una cantidad con la que apenas se podría llenar media
bañera.
Respecto al consumo energético sobresalen por su ahorro los alemanes, que
sólo emplean 1'4 Kw /h para lavar los platos. Tampoco somos muy rápidos, ya que
tardamos cerca de 78 minutos en
el lavado a mano de la vajilla correspondiente a 3 comidas, mientras que los
británicos e irlandeses apenas llegan a los 60 minutos. Los turcos, por su
parte, emplean 108 minutos para realizar esta tarea, pero consiguen unos
perfectos resultados de lavado. En esta ocasión, la máquina supera al hombre, ya
que el lavavajillas apenas consume agua, el gasto energético es mínimo y,
utilizándolo habitualmente, el usuario consigue un ahorro de tiempo
considerable.
Estas son algunas de las conclusiones que arroja un estudio realizado por
primera vez en España por el profesor Rainer Stamminger de la Universidad de
Bonn, en la Universidad San Pablo CEU de Madrid, patrocinado por Electrolux Home
Products España y cuatro fabricantes de electrodomésticos más.
Dicho experimento trata de probar, de manera científica, las ventajas del
lavavajillas frente al lavado manual -ahorro de tiempo, agua, energía y
óptimos resultados de limpieza-, al tiempo que recoge los hábitos de lavado de
personas de distintas nacionalidades, como alemanes, polacos, checos, italianos,
españoles, portugueses, turcos, franceses, británicos e irlandeses.
El experimento se ha realizado del 1 al 4 julio en el Laboratorio de Control de
Alimentos de la Universidad San Pablo CEU, donde se han dado cita una
serie de voluntarios (80% mujeres/20% hombres), que se han prestado a lavar 140
piezas de vajilla -lo que emplearía una familia de 3-4 miembros, en 3 comidas
diarias-, previamente "manchadas" con restos de alimentos por el equipo de
científicos de la Universidad.
Cada uno de ellos siguió el mismo procedimiento que en su casa y se le ofreció
la posibilidad de elegir libremente los utensilios para esta labor. Tras
permanecer lavando a mano durante 4 días, 4 horas al día, los voluntarios
españoles sometidos a este experimento han empleado cerca de unos 307 litros de
agua al día , el gasto energético se ha calculado en unos 10 Kw/h y el tiempo
empleado para realizar esta labor ha estado en torno a los 78 minutos.
Acerca del lavavajillas se han generado diversos "mitos" que este estudio ha
desmontado, como la falsa creencia de que consume gran cantidad de agua, energía
y que apenas mejora los resultados que se obtienen lavando a mano. En este
sentido llama la atención comprobar que, frente a los cerca de 80 minutos que
lleva lavar a mano la vajilla correspondiente a 3 comidas, tan sólo se necesitan
15 o 20 para cargar o
descargar el lavavajillas, por lo que el usuario puede disponer diariamente de
una hora o más para dedicarla a actividades mucho más gratificantes que lavar
los platos. Asimismo, la cantidad de agua que consume un lavavajillas clase "A"
para realizar un lavado, unos 15 litros por lavado, resulta mínima si la
comparamos con la que se emplea para lavar a mano la misma cantidad de platos y
que está en torno a los 119 litros. Es decir, con el agua que consume un
lavavajillas no llenaríamos ni siquiera un lavabo convencional.
Respecto a los beneficios higiénicos que aporta este electrodoméstico resulta
obvio que el lavavajillas desinfecta el menaje y logra unos resultados óptimos
de lavado. De hecho, se ha podido comprobar que entre los millones de bacterias
que existen en una vajilla sucia, una vez se ha lavado a mano, quedan aún miles
de ellas mientras que tras lavarla en lavavajillas se comprueba que quedan
eliminadas casi en su totalidad.
Además, el lavavajillas proporciona al usuario otras ventajas igualmente
significativas, como un mayor cuidado de la piel, ya que está demostrado
que el lavado manual deteriora la piel de las manos si no se llevan guantes; un
secado perfecto y sin esfuerzo, puesto que el lavavajillas incorpora su propio
sistema de secado; o la posibilidad de almacenar el menaje sucio en su interior
hasta que se acumula un número considerable de piezas, lo que aporta orden a la
cocina.
Pese a esto, llama la atención comprobar que sólo un 24% de las familias
españolas poseen este electrodoméstico.Esta cifra resulta sorprendente, si se
compara con otros países Europeos, como Austria o Suiza, en los que la tasa de
penetración del lavavajillas se sitúa en torno al 62% y 58%, respectivamente.