En una reciente resolución a la que tuvo acceso Europa Press, el panelista de la
OMPI Miguel B. O'Farrell consideró que la empresa española de alimentación, que
ya posee los dominios de Internet Bimbo.com, Bimbo.org, Bimbo.es, Bimbogames.net
y Bimbocao.com, no reúne las condiciones para arrebatarle el citado dominio a
Lars Taylor, residente en California, que lo mantiene inactivo desde que lo
contrató en noviembre de 2001.
Un año después, en noviembre de 2002, los abogados de Bimbo se pusieron en
contacto con Taylor para saber si estaba interesado en vender el dominio y, tras
intercambiar correspondencia, acordaron la transacción en 400 dólares, aunque
ésta al final no se llevó a cabo. Por ese motivo, en mayor de 2003 decidió
interponer la demanda ante el organismo internacional.
La compañía española intentó basar su argumentación en este comportamiento, así
como en el hecho de que el dominio no hubiera sido utilizado en casi dos años.
Sin embargo, la OMPI sólo le reconoció a Bimbo que el nombre del dominio es
"idéntico o similarmente confuso" a su nombre de marca, a pesar de que el
demandado llegó a expresar su intención de firmar una declaración en la que no
se comprometería a no utilizar la dirección para vender bienes relacionados con
la bollería.
Por contra, arguyó que la empresa de alimentación no ha conseguido demostrar que
el demandado carezca de derechos o intereses legítimos en la dirección y que "no
existe ninguna evidencia" de que Taylor registrara el dominio con el fin de
lucrarse, puesto que ya había transcurrido un año desde que lo registró hasta
que Bimbo se puso en contacto con él, sin que este último hubiera realizado
ninguna oferta a la compañía española.
Muy al contrario, el demandado argumentó en su defensa que su intención al
registrar el dominio había sido el de crear un web relacionado con adultos y
humor --puesto que la palabra en inglés significa 'tía buena sin seso'--, pero
que diversas "circunstancias excepcionales" relacionadas con obligaciones
militares no le permitieron llevar a la práctica el proyecto, por lo que no
descartó la venta del dominio por un precio que cubriera los gastos en los que
había incurrido hasta la fecha en la reserva, registro y mantenimiento de la
controvertida dirección de Internet.
La OMPI no sólo consideró válidos estos argumentos del demandado, sino que
además acusó a Bimbo de haber realizado su oferta de compra con el fin de
intentar demostrar la mala fe de Taylor para lucrarse con la citada dirección.