Los pacientes del hospital Clínica San Carlos se vieron obligados a llevarse
su propio ventilador para paliar la ola de calor, con temperaturas que en Madrid
superan los 37 grados a la sombra.
Construida a principios de 1930, el ala norte del vetusto hospital fue alcanzada
de lleno por la ola de calor.
Según numerosos pacientes allí internados, en el interior del edificio la
temperatura asciende a 32 grados.
Ante la situación, unos 200 pacientes decidieron traer de sus casas sus propios
ventiladores para refrescar un poco el ambiente.