La industria discográfica estadounidense intenta calmar la controversia sobre su
vasta ofensiva contra los piratas de la música, como lo prueba el primer acuerdo
extrajudicial firmado con la madre de una adolescente neoyorquina. Brianna,
estudiante de 12 años, estaba entre los 261 internautas demandados el lunes por
la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA, por sus
siglas en inglés) por haber "ofrecido más de 1.000 canciones protegidas por
derechos de autor".
Su madre, que desconocía la situación, aceptó pagar 2.000 dólares por el retiro
de la demanda. Esta suma no se compara con los 150 millones de dólares que en
teoría se puede exigir por el pillaje de las canciones. "Me gusta la música y no
quiero perjudicar a los artistas que quiero", declaró la joven en su defensa. La
madre, en tanto, aseguró que su hija ahora entiende que "el intercambio de
piezas musicales es ilegal".
La industria discográfica tal vez intenta de este modo calmar las críticas sobre
su campaña contra infractores de los derechos de autor: el espectáculo de una
simple adolescente amante del pop, perseguida hasta su habitación por los
gigantes de la edición musical, era una mala publicidad.
Sin embargo, una organización que representa a seis sitios de descarga de música
en internet demostró este miércoles su oposición a la estrategia de las
discográficas estadounidenses, y prometió reembolsar 2.000 dólares a la madre de
la joven. "P2P United" estimó que la Asociación de la Industria Discográfica de
Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés), el sindicato que emprendió en
nombre de las principales discográficas una ofensiva judicial contra los piratas
de la música en internet, echó "mano dura" al imponer el pago de 2.000 dólares a
la madre de Brianna LeHara, según un comunicado.
"Le vamos a enviar un cheque para reembolsarle el dinero", declaró Adam Eisgrau,
director de P2P United. Desde un aspecto político, las demandas de la RIAA -que
representa a los pesos pesados de la industria: Sony, Warner, BMG y EMI-
lanzaron un vasto debate sobre el uso de la computadora en el hogar. Muchos
usuarios ignoraban que sus incursiones en la red podían ser vigiladas a
distancia, como se reveló en esta investigación dado el hecho de que servidores
y universidades fueron instadas por la RIAA a colaborar en la identificación de
los piratas de la música. En cuanto a las libertades individuales vulneradas, el
operador telefónico Verizon, también servidor de internet, se mostró muy
molesto. La ley "acuerda poderes literalmente alucinantes a cualquiera que se
diga propietario de un derecho de autor", declaró William Barr, director de
asuntos jurídicos de la empresa. Se refería a la ley de 1998 sobre protección de
la autoría en internet, que obliga a los servidores a revelar la identidad de
sus clientes sin siquiera recurrir a la justicia. Verizon recordó de paso su
apego a la difusión legal de entretenimiento de audio o video a través de
internet.
Como ejemplo exitoso de esa postura, "iTunes Music Store", de la compañía Apple,
acaba de superar las diez millones de canciones vendidas en apenas cuatro meses
de actividad. Según analistas, es la prueba patente de que la industria de la
música habría podido encontrar mucho antes una alternativa al desarrollo de la
piratería