En conferencia de prensa, De la Peña, aspirante a la Rectoría de la UNAM, señaló
algunos de los principales rezagos y dificultades de la vida académica, de
convivencia interna, del trabajo administrativo, de las relaciones laborales,
entre otros asuntos.
Aclaró que su enfoque es esencialmente cualitativo, "pero intentamos fundamentar
nuestras afirmaciones con la presentación de algunos datos que, creemos,
ilustran aspectos del problema señalado".
El también presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) explicó que el
problema de la eficiencia terminal de la UNAM es añejo, pero poco se ha hecho
para corregirlo. Esto es, el total de estudiantes de una generación que egresan
habiendo terminado la carrera, no importa en cuántos años, es 51 por ciento de
los que ingresaron.
Peor aún, si se toma el tiempo mínimo programado para que los estudiantes
concluyan la carrera (digamos nueve semestres, para el caso antes considerado),
la eficiencia es de menos de 10 por ciento. Estos datos son muy preocupantes,
aún sin compararlos con las eficiencias de otras universidades -de México o el
extranjero-, dijo.
Asimismo, De la Peña manifestó que en la Universidad Nacional se detecta cada
vez más una falta de identificación y compromiso de profesores y alumnos con su
institución.
Afirmó que la administración universitaria es lenta y tortuosa. Los procesos se
realizan, esencialmente, como hace muchos años y se encuentran cada vez más
centralizados.
Las estructuras administrativas son demasiado grandes, pesadas y centralizadas.
La burocracia sigue siendo un fenómeno que deteriora la vida de la universidad;
se encuentran áreas y sectores con duplicidad de tareas.
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