Olviden la moda de abordar extraños para enchufar los
auriculares en los iPods de los desconocidos. Eso fue hace dos semanas. La nueva
ola en lo que se refiere a la práctica de compartir música entre pares que andan
por la calle se está empezando a perfilar en Irlanda, según informa la
publiciación especializada WIRED.
El Media Lab Europe, filial del MIT Media Lab, está poniendo a
prueba el software tunA, una aplicación que recurre a la tecnología Wi-Fi
para ubicar usuarios que se encuentren en las inmediaciones, recorrer sus
playlists y conectarse en forma inalámbrica al stream de audio. El nombre del
software se pronuncia en inglés igual que "tuna" (atún), y nace de la
combinación de las palabras "music TUNES" (melodía musical) y "AD HOC file
sharing" (compartir archivos con un fin determinado). La aplicación está
destinada a PDAs inalámbricas, teléfonos celulares e incluso, un dispositivo de
hardware diseñado específicamente.
"TunA reduce la alienación que implica usar un reproductor personal y
convierte esa práctica en una experiencia más social. Uno puede escuchar la
música que lleva en su dispositivo pero también abrirse a las personas que están
a su alrededor", señaló la investigadora Arianna Bassoli, que ideó el
proyecto a fines del año pasado después de estudiar la forma en que interactúan
-o no interactúan-los jóvenes de Dublin en los espacios públicos.
Desde febrero, Bassoli está dedicada a responder la pregunta: ¿es posible que
una persona cualquiera se convierta en una estación de radio móvil? En julio, se
le unió el ingeniero de sistemas Julian Moore, otro miembro del grupo
Conectividad Humana del Media Lab Europe; el prototipo al que han llegado
muestra que la respuesta a la pregunta de Bassoli es afirmativa. El próximo paso
de este par de investigadores consiste en determinar si tunA puede dar lugar a
una experiencia de caracter social.
"La idea principal consiste en conectar a las personas en forma sutil, sin
ser invasivo", dijo Bassoli. "Y la música es la manera en que los
adolescentes quieren conectarse con la gente que los rodea".
Cuando el dispositivo equipado con el software tunA está solo, funciona como un
reproductor de MP3 común y corriente. Pero cuando se encuentra en las
inmediaciones de otros reproductores que también tienen instalada la aplicación,
la interfaz muestra a los usuarios que se hallan dentro del alcance del aparato,
identificados por el avatar que esos usuarios elijan. Los avatares aparecen y
desaparecen automáticamente en el momento en que los usuarios ingresan o salen
de la zona de influencia del dispositivo.
Al hacer clic en el avatar que representa a otro usuario, es posible ver la
información personal o los mensajes que ese usuario desee compartir con el
mundo. Además, aparece la lista de canciones almacenadas y el tema que el
usuario esté escuchando en ese momento.
La aplicación también ofrece la posibilidad de comunicarse a través de
mensajería instantánea, de cambiar las "skins" y una función de acecho virtual:
es posible agregar a la lista de favoritos no sólo las canciones sino también a
las personas.
"De modo que aunque la gente que está alrededor de uno vaya cambiando, se
pueden agregar a la lista de favoritos los que a uno le caigan bien, para que la
próxima vez que aparezcan, tunA te avise que están cerca", explicó Bassoli.
"Además, si hay un tema que uno no conoce, se puede agregar a la lista para
que la próxima vez que haya alguien que lo tenga cerca uno pueda preguntarle de
qué se trata".
El próximo paso de Bassoli consistirá en observar las interacciones de los
usuarios de tunA en el contexto de una pequeña escuela de arte de Dublín.
"Me interesa la intersección del mundo virtual y el mundo real", dijo.
"Pienso que dado que uno sabe que la gente con la que se conecta está cerca, va
a sentir curiosidad por saber quiénes son".
"No es como compartir música con alguien lejano a través de Internet; es
probable que el usuario quiera conocer a las otras personas".
A pesar de que la investigación cuenta con el auspicio de Ericsson, Bassoli
señaló que la comercialización de tunA no será necesariamente inmediata. No fue
posible comunicarse con la persona encargada de las relaciones del Media Lab con
Ericsson antes de la hora de cierre para solicitar sus comentarios acerca de las
probabilidades de que tunA se incluya en algunos de los teléfonos móviles
fabricados por esa firma o indagar si existen plazos fijados. Pero lo más
importante, de todos modos, es que Bassoli no sabe a ciencia cierta si tunA
funcionará bien con los teléfonos celulares.
"Lo bueno de la tecnología Wi-Fi es la conexión peer-to-peer (entre pares):
es totalmente descentralizada",
indicó. "Con la tecnología inalámbrica que se utiliza en la actualidad para
los celulares, es más difícil, porque es más centralizada".
En lo que respecta a las posibles violaciones a la DMCA (Digital Millennium
Copyright Act, Ley de Derechos de Autor para el Milenio Digital), Bassoli no
está preocupada de momento. El objetivo de la aplicación no es brindar
capacidades de descarga, y el software que se utiliza en la actualidad para
captar streams de música no es mucho más sofisticado que utilizar una
videograbadora para grabar una película durante la proyección en una sala de
cine.
El especialista en tecnología Andrew Orlowski, por otro lado, se preocupa
justamente de que tunA no ofrezca la posibilidad de descargar los archivos.
"No estoy muy seguro de que un dispositivo que permita hacer streamings pero
no copiar el archivo tenga demasiada aceptación", señaló.
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