|
Noticias
relacionadas |
|
|
|
Por Albert Domínguez
(Director de Operaciones de eSedo.com
)
En primer lugar repasemos los cambios más importantes introducidos por la nueva
legislación:
1. Se crean los dominios de tercer nivel “com.es”, “nom.es”, “org.es” y “edu.es”
a los que se podrá acceder con muchas menos restricciones que al “.es”.
2. Se aumenta el precio para el registro de un .es pero, por contra, se
establece la figura del agente registrador, una empresa registradora de dominios
con la concesión correspondiente para registrar dominios .es. De esta forma se
elimina la multitud de intermediarios que encarecían enormemente el precio de
los .es. El usuario acaba pagando por tanto mucho menos.
Los objetivos de estas dos modificaciones son evidentes: por una parte se
facilita el acceso a los dominios .es con el fin de promover una identidad
española en Internet y por la otra se intenta hacer más transparente el proceso
de registro de los dominios de segundo nivel.
Pero ¿se conseguirá realmente mediante la introducción de estas nuevas
extensiones promover un número mucho mayor de registros de dominios.es? Sin
duda, los registros aumentarán debido a la necesidad de las empresas de proteger
sus marcas en las nuevas extensiones y al interés de los especuladores de
dominios en busca de un buen negocio. Pero, más allá de eso, existen serias
dudas de que estas extensiones acaben consolidándose.
La situación es muy similar a la que se produjo con el lanzamiento de los
dominios .us en Estados Unidos. En los primeros días también se produjo un gran
número de registros (la experiencia ha demostrado que se trataba en general de
especuladores). Sin embargo, el dominio no ha conseguido despegar. El motivo
principal es que los .us no dan acceso a un público que no se pueda obtener a
través de un .com. Además, los usuarios norteamericanos otorgan menos
credibilidad a las empresas que no tienen su presencia bajo un .com algo que
probablemente también la acabe ocurriendo a los españoles con el .com.es.
Muchos usuarios y empresas españolas se decantaron en su momento por las
extensiones internacionales. Precisamente por este motivo los dominios .com se
convirtieron también en el estándar de facto en España. Los dominios .es, como
contrapartida, han conseguido mediante sus rígidas normas de registro una cierta
imagen de solidez y credibilidad. Esto es debido a que los numerosos trámites y
requisitos necesarios para obtener un .es han provocado que en general sólo
puedan acceder a él empresas importantes. Estos requisitos habitualmente pesados
y burocráticos seguirán siendo prácticamente los mismos con la diferencia de la
figura del agente registrador que debería simplificar notablemente el proceso de
registro de dominios .es.
En el preámbulo del Plan Nacional de Dominios se afirma que el objetivo
principal del mismo es “garantizar la adaptación del sistema de dominios bajo el
“.es” (...) de manera que dicho sistema pueda seguir siendo un instrumento
eficaz para el desarrollo de Internet y del comercio electrónico en España”.
Parece bastante sensato afirmar que los dominios .es hasta ahora no han sido
realmente efectivos como instrumento para el desarrollo del comercio electrónico
en España. Precisamente porque su dificultad para registrarlos, además de
otorgarle credibilidad, los ha convertido en algo raro en Internet. El espacio
que dejaron los .es lo ocuparon en su momento los .com, .net y .org.
Resulta curioso que España haya decidido mantenerse en la postura de mantener un
control absoluto sobre sus dominios (como mínimo los de segundo nivel) cuando la
tendencia en Europa parece ser exactamente la contraria. Hace algunos meses,
Suecia liberalizó sus dominios. También está previsto que Francia, donde hasta
ahora existía una situación muy similar a la española, lo haga en el 2004 y
parece que EurID, la entidad encargada de gestionar los .eu, también partirá de
esa base.
La obsesión principal del gobierno es intentar superar la desconfianza de los
usuarios españoles frente a Internet. Sin embargo, para conseguirlo están
imponiendo numerosas dificultades a las empresas con intención de abrir su
negocio bajo presencia española. Si algo potencia la presencia de un país en
Internet es precisamente que los negocios y usuarios puedan acceder fácilmente
al distintivo correspondiente.
El ejemplo más evidente de esta afirmación es Alemania. En este país el único
requisito para el registro de un dominio .de es que el titular sea alemán.
Además, los precios de un .de son equiparables a los .com y durante algunas
épocas incluso menor. El resultado es que en Alemania la extensión .de es mucho
más fuerte que la .com y es impensable para una empresa alemana abrir un negocio
en internet sin poseer su correspondiente dominio con extensión nacional.
La facilidad para registrar dominios .de no ha supuesto una fiabilidad mucho
menor que en el caso de los .es ya que la legislación alemana obliga a todos los
sitios comerciales a identificarse claramente a través de su web. Sólo hay que
verificar el nivel de desarrolllo del
comercio electrónico en España y en Alemania para comprobar cuál de las dos
estrategias está teniendo mayor éxito. Sorprende por tanto la obsesión por velar
por que los .es ofrezcan garantías al usuario cuando la famosa LSSI (Ley de
Servicios de la Sociedad de la Información) ya tenía precisamente ese objetivo.
Precisamente para superar la falta de flexibilidad de los .es se han creado los
dominios de tercer nivel para los que no existen prácticamente requisitos de
registro. Con esta medida se contrapone el dominio “seguro” de segundo nivel .es
a los de tercer nivel (.com.es, org.es, etc). De esta contraposición, es
probable surja una cierta desconfianza por parte de los usuarios ante aquellos
sitios que sólo posean la extensión de tercer nivel.
Además, la gran duda consiste en si los dominios de tercer nivel españoles
podrán competir con los internacionales de segundo nivel. Los costes de registro
de unos y otros son prácticamente los mismos y en un momento en el que las
extensiones ya están consolidadas parece que los dominios .es de tercer nivel
parten con una desventaja demasiado grande como para no fracasar ante el resto
de extensiones internacionales.
Los dominios de tercer nivel plantean además un enorme inconveniente. Puesto que
poseen dos “extensiones” (p.ej .com.es) resulta mucho más fácil que el usuario
se equivoque al teclearlos o los confunda con sus homónimos de extensiones .com
o .es. Eso significa que una empresa que opere simplemente con un com.es sin
poseer el resto de extensiones, estará cediendo con casi toda seguridad una
buena parte de su tráfico a otros sitios de la competencia.
El argumento de que los dominios de tercer nivel están funcionando bien en otros
países tampoco es válido. En casos como el de Argentina (.com.ar) o del Reino
Unido (.co.uk), estas extensiones se implantaron desde un principio. Los
usuarios por tanto se acostumbraron a ellos en un momento en el que el resto de
las extensiones no estaban todavía consolidadas.
Por último, una consideración desde el punto de vista del mercado de compraventa
de dominios en el que eSedo (http://www.esedo.com) es el absoluto pionero en
español. En España, así como en otros países de habla hispana, existe una enorme
aversión hacia la especulación de dominios. En la raíz está la frecuente
confusión entre especulación con dominios y ciberocupación. Ciertamente en ambos
casos se registra un dominio con la intención de obtener dinero con él. Pero la
diferencia fundamental es que en la especulación con dominios se evita vulnerar
los derechos de un tercero, mientras que en la ciberocupación se “roban”
dominios que corresponden a nombres de empresas, marcas o personas generalmente
para venderlos a precios desorbitados. La especulación pura con dominios no es
menos legítima que la especulación en bolsa o la inmobiliaria.
Esta animadversión ha provocado que a través de Red.es, queriendo prevenir actos
de ciberocupación, haya bloqueado cualquier tipo de especulación. Por ese
motivo, de momento no se contempla la posibilidad de que un dominio sea
traspasado a otro titular. La intención es probablemente buena pero la
experiencia en eSedo nos está demostrando que han sido precisamente
especuladores los que han registrado buena parte de los dominios. La situación
es entonces la siguiente: tenemos un buen números de dominios .es de tercer
nivel en manos de personas que no piensan desarrollarlos sin que exista ninguna
forma de que las empresas que les podrían sacar un mejor rendimiento los puedan
adquirir.
Probablemente, lo que Red.es ha previsto en este caso es que los especuladores,
al ver que no pueden vender, acaben abandonando los dominios. Sin embargo,
existen muchos modos de amortizar el registro del dominio mediante su simple
potencial publicitario. Un buen dominio atrae usuarios por sí mismo. Si se
coloca publicidad en él (por ejemplo mediante el parking de dominios de eSedo)
es bastante fácil recuperar la inversión. El especulador puede esperar tanto
como sea necesario hasta obtener una posible solución para vender el dominio.
El resultado es que estas direcciones o dominios quedan bloqueados para su uso
comercial. Esto ocurre especialmente en el caso de los dominios genéricos
(aquellos formados por un término contenido en el diccionario) con un gran
potencial publicitario. El efecto es el contrario al buscado, la especulación se
evita pero a costa de coartar que el dominio pueda ser adquirido y utilizado por
una empresa. Desde luego, no parece la opción más adecuada para potenciar el
comercio electrónico en España.
Si observamos el estado del mercado de compraventa a nivel internacional
comprobaremos que aquellos países donde éste registra una mayor actividad suelen
coincidir con aquellos donde el estado del comercio electrónico está más
desarrollado. Esto no es casual sino simplemente la consciencia por parte de las
empresas del valor publicitario de un cierto dominio y el resultado de la
competencia entre varias empresas por ocupar ese espacio de privilegio.
Lo evidente es que poner trabas no es la mejor forma de fomentar una actividad.
El comercio electrónico se ha sustentado siempre sobre la base de los
emprendedores. Del hecho irrefutable que es mucho más sencillo (y menos costoso)
iniciar una actividad comercial a partir de una empresa virtual que en el mundo
real. Esto en España se ha ignorado y la burocracia se ha empeñado en lastrar
los comercios virtuales con las rémoras del mundo real con los resultados que
todos conocemos. El viejo error de pretender de intentar adaptar una realidad
dinámica a unas estructuras burocráticas rígidas. Internet es lo contrario:
flexibilidad, evolución constante y oportunidad. Sin entender esto, nunca se
conseguirá una promoción exitosa del sector.
|