Parece una broma, una herramienta de James Bond, el agente
007 o, peor todavía, una avanzadilla de un mundo todavía más orwelliano.
Sin embargo, estos estrambóticos lentes pronto podrían formar
parte del atuendo habitual de los espías, la policía o los guardias de seguridad
de los aeropuertos, a los que evitaría tener que adivinar si lo que el pasajero
dice es cierto o no.
La tecnología que incorporan los anteojos, desarrollada en
Israel y comercializada en EE UU por la empresa "V" (por "voz" y "veritas",
verdad en latín) consiste en un detector de mentiras que, por ejemplo, se
activaría cada vez que el personal de seguridad preguntase al pasajero si entre
sus planes está secuestrar el avión.
Las gafas mostrarían a continuación una lucecita verde,
amarilla o roja para indicar el grado de veracidad de la respuesta.
"V" presentó este singular invento en la Convención de
Electrónica de Consumo (CES) que se celebró este mes en Las Vegas, y para
regocijo de los asistentes analizó la voz de personajes famosos, entre ellos
Michael Jackson, acusado de pederastia.
La tecnología se vale de un sistema de procesamiento de
señales auditivas que utiliza unos ocho mil algoritmos para analizar cada
sonido. De esta manera, la maquinita es capaz de detectar las emociones que se
transmiten a través de la voz.
"Es muy diferente al polígrafo común, que mide cambios en
el cuerpo, como por ejemplo los latidos del corazón", señala Richard Parton,
director de la empresa.
Las "gafas de la verdad" analizan únicamente la voz y, según
asegura la compañía, pruebas piloto realizadas en una comisaría de policía de EE
UU indican que es más eficaz que el polígrafo.
Lo más curioso es que esta tecnología es supuestamente capaz
de detectar no sólo si la persona miente, sino que se adentra en la mente de tal
manera, aseguran sus promotores, que es capaz de saber hasta qué punto el
entrevistado necesita pensar antes de dar una respuesta, o no desea hablar del
tema.
Los creadores señalan que más que como detector de mentiras
en sí, la utilidad del invento reside en su capacidad para ayudar a los que
realizan interrogatorios a detectar rápidamente si hay gato encerrado en las
respuestas que dan los viajeros.
La guinda de esta idea que haría las delicias del Gran
Hermano del escritor George Orwell en su obra "1984", la pone un "detector de
amor" de bolsillo, un software que la empresa vende a través de su página web (www.v-entertainment.com).
Este programa informático analiza las llamadas de teléfono y,
en lugar de las lucecitas tipo semáforo de los anteojos, incluye gráficos que
muestran cuánto te ama la persona que llama, con una fiabilidad del 96 por
ciento, según la compañía.
Otras aplicaciones de esta tecnología servirían para
analizar, por ejemplo, el nivel de veracidad de los candidatos presidenciales en
los debates por televisión.
Otro programa informático llamado "Ex-Sense Pro" es capaz de
adivinar mediante el análisis de la voz si la persona está preocupada, enfadada
o tiene dudas, por ejemplo.
Parton cree que el software sería útil para ayudar a las
compañías aseguradoras a detectar fraudes, por ejemplo, y señala que el sistema
es menos intrusivo que otras tecnologías porque no requiere que se realicen
chequeos de los antecedentes personales como los que hacen las autoridades
estadounidenses a buena parte de los inmigrantes que desean entrar en el país.
Algo que, por supuesto, no convence a las asociaciones como
ACLU (la Unión Estadounidense de Libertades Civiles), que se ha pronunciado en
contra de tecnologías de análisis de la voz.
Esto, claro, contando con que estas tecnologías efectivamente
funcionen, algo que muchos expertos ponen en duda.
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