“Una querella más contra la
industria del libro pirata sirve para todo y nada”. La frase de
Eduardo Castillo, presidente de la Cámara Chilena del Libro, resume el ánimo de
los libreros ante la rapidez con que los best-seller fraudulentos llegan a las
calles céntricas de Santiago. Si el "Top Manta" es una
precoupación para los editores musicales en España, en el país latinoamericano,
los libros también han llegado a la calle, vendiendose en las centricas calles
en ediciones piratas.
Así, nuevamente, libreros, distribuidores, el Estado y el
autor tendrán que compartir las ganancias de este exitazo norteamericano con los
vendedores ambulantes.
El libro, que en las tiendas cuesta cerca de 15 mil pesos, y en la calle 5 mil
(4 con regateo), está en el primer lugar de los más vendidos en Chile, México,
Colombia, Argentina, Brasil y Estados Unidos. En este último país, desde su
lanzamiento en marzo del 2003, se han vendido a la fecha unos 20 mil ejemplares
diarios.
Según datos de la Cámara Chilena del Libro, por esta actividad ilegal las
empresas chilenas dejan de ganar 25 millones de dólares anuales. Y en la
actualidad los cinco libros más pirateados son: El Código Da Vinci, Amantes de
Estocolmo, El baile de la victoria, El reino del dragón de oro y Estoy Agotada.
Una querella más
El viernes pasado Ediciones Urano respaldada por la Cámara Chilena del Libro
presentó un querella contra “quienes resulten responsables de la impresión y
venta ilegal de ejemplares del libro “El Código Da Vinci”.
Esta es la tercera acción legal en los siete años que están en Chile. Antes lo
habían hecho por los daños ocasionados al súper ventas Harry Potter y ¿Quién se
ha llevado mi queso?
Para Eduardo Castillo “las querellas sirven para todo y nada”, ya que es
necesario que se apliquen mayores medidas para frenar este tipo de comercio. Sin
embargo, son importantes “ya que han permitido poner en la discusión pública y
sensibilizar a la gente sobre el tema”.
Si la propuesta de modificación a la ley de propiedad intelectual, que entró a
la Cámara de Diputados hace menos de una semana, cumple las expectativas de la
industria editorial, las penas para los comerciantes e impresores ilegales
debieran incluir mayores multas e incluso presidio. |