DPA - Las crecientes dudas sobre la autoría de los
atentados -¿fue ETA o Al Qaeda?- podrían dar un giro decisivo a unos comicios
que según las encuestas tenía ganados el Partido Popular (PP), aunque la clara
mayoría absoluta de la que disfrutó en su última legislatura quedaba puesta en
entredicho.
De acuerdo con uno de los últimos sondeos publicados por la prensa, el de Sigma
Dos el lunes -día límite para revelar esta información de acuerdo con la ley-,
el PP obtendría entre 168 y 173 escaños, es decir, por debajo de la ansiada
mayoría absoluta (176 escaños).
Las distancias se reducían por tanto con su principal rival, el Partido
Socialista (PSOE), que conseguiría entre 138 y 144 diputados.
Algo que era ya de por sí preocupante para el líder "popular", Mariano Rajoy,
designado "a dedo" por José María Aznar como su sucesor y que no sólo tiene ante
sí la tarea de lograr una tercera legislatura para el PP, sino además consolidar
su liderazgo tras la fuerte influencia ejercida por su predecesor, según
analistas.
Además, de no alcanzar la mayoría absoluta, los constantes enfrentamientos del
PP con la oposición en los últimos tiempos le dificultarían hallar un apoyo en
el Parlamento -aparte de Coalición Canaria (CC), su fiel aliado- para ser
investido presidente del gobierno.
Pero las encuestas indicaban asimismo que el número de indecisos era lo
suficientemente grande como para decidir la suerte de muchos escaños y, por lo
tanto, qué partido gobernará durante los próximos cuatro años. Un elemento que
tras los atentados adquiere mayor relevancia.
Varios diarios coincidían en sus editoriales en considerar que la autoría de los
atentados tendrá una consecuencia política determinante, sobre todo teniendo en
cuenta que el gobierno, por boca del ministro del Interior, Angel Acebes, acusó
directamente durante gran parte del jueves a ETA de los actos terroristas, y
sólo reveló a última hora de la tarde que había otras "líneas de investigación"
relacionadas con extremistas islámicos.
Porque el gobierno del PP ha basado gran parte de su política -y su campaña- en
la lucha contra ETA, aprovechando ampliamente la entrevista que Josep Lluis
Carod Rovira, líder de Esquerra Republicana, socio de coalición de los
socialistas en Cataluña, mantuvo con ETA a comienzos de año, y acusando de este
modo a su principal opositor, el PSOE, de "negociar con los etarras".
No hay que olvidar además que el propio Aznar fue víctima de un fracasado
intento de ETA de acabar con su vida. Por tanto, la responsabilidad de ETA en la
masacre de Madrid respaldaría sus tesis de no negociar con los terroristas.
Pero si se confirma que el atentado hay que apuntarlo a la cuenta de Al Qaeda,
Aznar y su partido, que respaldaron unánime, decidida y contundentemente a la
alianza liderada por Estados Unidos para atacar Irak, podrían tener que
responder por su decisión de implicar a España en un conflicto al que se opuso
casi el 90 por ciento de los españoles.
Algunos partidos ya han comenzado a manifestar sus dudas respecto a cómo el
Ejecutivo de Aznar está manejando las informaciones de los atentados.
El PSOE "tiene sospechas de que el gobierno está retrasando la información",
dijo el secretario de Organización, José Blanco. "La gente no puede acudir a las
urnas bajo la duda y bajo la sospecha" de la autoría de los atentados, agregó.
Declaraciones que se vieron algo amortiguadas sin embargo por la respuesta del
líder socialista y candidato a La Moncloa, José Luis Rodríguez Zapatero, que hoy
indicaba que "no es éste el momento para establecer consecuencias políticas".
Aunque apostilló: "Tiempo habrá".
El "lehendakari" (jefe de gobierno vasco), Juan José Ibarretxe, que fue uno de
los primeros en condenar el jueves los atentados, también pidió "información
fehaciente" sobre la autoría de los atentados.
El gobierno responde aduciendo que está investigando "todas las vías" posibles,
pero no ha dicho aún cuándo se podrá saber algo más sobre los responsables.
Por si acaso, el PP ha cambiado ligeramente su discurso y, en vez de acusar ya
directamente a ETA, ha condenado el terrorismo en general -al igual que los
demás partidos, por cierto-, en un intento quizás de atraer a los indignados
votantes a los que ante todo importa acabar con esa lacra social.
Ante este panorama, y suspendida definitivamente con los atentados la campaña
electoral, lo único que parece seguro es una mayor afluencia de votantes de lo
pronosticado, ya que el llamamiento conjunto, aparte de condenar los atentados,
ha sido "ir a votar".
Lo que queda sin embargo más que nunca en "pronóstico reservado" es qué
decidirán los españoles en las urnas tras el aún confuso "11- M". (Por Silvia
Ayuso
|