Zapatero triunfó con su llamamiento al voto útil de la izquierda y supo rentabilizar el rechazo social a la política exterior de Aznar en la guerra de Irak...

EDITORIAL: Tres días que cambiaron España

LA victoria del PSOE despejó en la noche electoral todas las incertidumbres sobre la incidencia del 11-M en el ánimo de los indecisos. Éstos han optado mayoritariamente por dar a su voto un carácter de castigo al PP, imprevisible en las encuestas previas a los atentados de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia. También con posterioridad, porque no se consideraba factible que en apenas un día pudiera decantarse tal cantidad de voto incierto. Pero cualquiera que sean los factores que han forjado el ánimo de estos electores decisivos, el resultado de las urnas es inapelable, en su veredicto y en su legitimidad, lo que no ha de poner a cero el recuerdo de una jornada de reflexión que finalizó con el más repudiable ejercicio de manipulación y sectarismo, gracias al cual la jornada electoral se inició con la imagen de un partido democrático acosado y señalado por el atentado genocida del 11-M. (...)
 

CONCLUYE así un período de Gobierno cuya aportación al progreso de España ha sido excepcional, bajo la dirección de un político, José María Aznar, que ha marcado la senda definitiva para una derecha moderna, democrática y europea, que finalmente ha superado las carencias de ideas y proyectos que la mantenían anquilosada. Comienza una etapa en la que la gravedad de muchos problemas se mantiene rodeada de nuevas incertidumbres.